El Plan de Guadalupe: Un esfuerzo popular contra la dictadura
Después del asesinato de Francisco I. Madero, se experimentó en todo el país un rechazo general de los mexicanos contra el régimen de Victoriano Huerta. En esta circunstancia, el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, convocó a las distintas fuerzas revolucionarias a tomar las armas contra el gobierno, invitación que fue secundada con un verdadero entusiasmo. De esta forma se esperaba una mejor situación, no obstante los enormes riesgos para la paz pública que se presentarían.
Venustiano Carranza redactó y promulgó el Plan de Guadalupe, el 13 de marzo de 1913, en el que se desconocía al gobierno de Victoriano Huerta, y se señalaba que al alcanzarse la paz, se convocaría a elecciones para presidente de la república. Entre los jefes de los grupos revolucionarios estaban Emiliano Zapata, Álvaro Obregón y Francisco Villa.
Como antecedente a dicho plan estaba la formación del Ejército Constitucionalista, el que tuvo efecto el 19 de febrero del mismo año. Al triunfo de la revolución maderista, comenzó el descontento entre algunas cabezas del movimiento, debido a que no se dio cumplimiento a las promesas hechas por Francisco I Madero, entre ellas el reparto de tierras; de esta situación se aprovecharon Bernardo Reyes y Félix Díaz, quienes realizaron una ofensiva contra Madero, resultando muerto el primero.
El jefe del ejército federal, Lauro Villar, fue herido el 9 de febrero al inicio de la Decena Trágica, por lo que el presidente nombró a Victoriano Huerta, jefe del ejército. El 18 fueron hechos prisioneros Madero y Pino Suárez, el vice presidente, por órdenes del jefe del ejército y se procedió el 19 a obligarlos a renunciar. Huerta es nombrado presidente de la república, y ordena el asesinato de éstos el 22 de febrero.
Viene entonces una rápida movilización de los grupos revolucionarios, que integran el Ejército Constitucionalista. La batalla decisiva para derrocar a Huerta, se libra en Zacatecas el 23 de junio de 1914, en que Francisco Villa, logra la victoria, con lo que se cae el gobierno usurpador.
Sin embargo, todavía quedaban varios años de confrontación entre las distintas fuerzas revolucionarias, en una abierta lucha por el poder.