La maestra Yeny Ávila García, de origen cubano, llegó hace casi 22 años a Chihuahua impulsada por su amor a la danza, que desde muy pequeña practicaba en su país, pero sus ganas de trascender la trajeron aquí.
Con sólo 15 días en el estado, las bajas temperaturas de ese invierno de 1997 provocaron que regresara a Cuba. Sin embargo, reconoció que Chihuahua la atrapó y que para el mes de febrero de 1998 ya estaba de regreso, a pesar de los trámites complicados para salir de la isla.
Dejar a su familia fue triste pero siempre contó con el apoyo suficiente para emprender sus sueños, a pesar de que su padre, hoy ex militar cubano, se resistía un poco a esa idea, que al final aceptó y apoyó.
En el año 2001 comenzó su carrera como docente en la Facultad de Artes, concretamente en el grupo de danza que estaba a cargo del maestro Antonio Rubio Sagarnaga, por lo que, desde la primera generación de la licenciatura de Danza ha brindado sus conocimientos traídos desde Cuba.
Comentó que su estancia fue complicada al inicio, el intenso frío y la comida eran dos situaciones que no le favorecían y con las que aún batalla de vez en cuando. Otro de los problemas fue que su carrera en Cuba no se enfocaba a la docencia en las aulas, situación que la obligó a prepararse e ir aprendiendo sobre la marcha.
“Un reto importante fue entrar de lleno al sistema de estudio, que se basaba en la docencia y no tanto a la perfección corporal como se hace en Cuba, no podía empezar con mi método de enseñanza, aquí se aplicaba distinto”.
En su experiencia, el nivel de la danza en el mundo es muy parejo, principalmente debido a que en los últimos años se ha sincronizado a un mismo estilo de movimiento, pero aún se siguen presentando distintas maneras de baile, que privilegian diversos perfiles.
Yeny Ávila es fundadora del estilo contemporáneo de lo que en ese año era el grupo de danza de la UACH. Recordó que en aquella época sólo existía la rama del Folklore, por lo que presentó el proyecto que hoy es la compañía “Deimos, Danza Contemporánea”.
Indicó que el proyecto contempló la creación de una obra inédita por año, la cual representaban durante los 12 meses con adaptaciones para teatro o espacios abiertos, principalmente con temáticas sociales o cubanas.
La docente universitaria es madre de tres hijos y junto a su esposo luchan todos los días por superarse, por lo que, aunque reconoció que ama a su país, cada vez se siente más mexicana y regresará a Cuba sólo para visitar a su familia y amigos.