Ciudad de México lanza una ofensiva contra el robo de 1.720 celulares al día

Como muchos habitantes de Ciudad de México, el médico Ricardo Arizmendi tiene dos celulares. Uno de gama media que suele usar en su casa y otro más barato con el que sale a la calle y va al trabajo. Por si lo asaltan. Una estrategia que se vio refrendada hace pocos días, cuando unos ladrones entraron a su consultorio. “Les di dinero y el celular barato”, narra. “Lo reporté a Telcel y no denuncié porque ya lo he hecho antes y es una pérdida de tiempo hacerlo”. Es un episodio frecuente en una urbe donde se roban diariamente más de 1.700 móviles, un fenómeno en ascenso al que las autoridades locales ahora quieren poner freno con una batería de medidas.

El Gobierno municipal, encabezado por Claudia Sheinbaum (Morena), acaba de lanzar una ofensiva contra este delito, el más común intramuros. Las autoridades municipales han prohibido este martes la venta de aparatos en los tianguis, como se conocen los mercados informales, al tratarse en su mayoría de dispositivos robados. Además, se han endurecido las penas por este delito y puesto en marcha un mecanismo para simplificar el bloqueo de los dispositivos extraviados.

Las cifras dan fe del tamaño del desafío. En 2018 fueron sustraídos unos 620.000 móviles, según la Asociación Nacional de Telecomunicaciones de México (Anatel). Apenas un 3% de los casos fue denunciado de acuerdo con el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia-. Aun así, el número de carpetas de investigación abiertas por la Procuraduría de la ciudad, la mayoría por robo con violencia, creció más de un 50% en 2018 respecto al año anterior.

A menudo, el robo del móvil es una pieza más en una secuencia delictiva.“Es el primer eslabón”, dijo el lunes el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad, Salvador Guerrero, durante la presentación de la estrategia. “Los celulares son usados después para cometer extorsión, secuestros y fraudes”. La prohibición de la venta así como la consideración del robo como delito grave buscan ahogar un negocio millonario – las autoridades capitalinas estiman el costo en casi 10 millones de pesos diarios, unos 500.000 dólares-.

El P20 de Huawei es el rey de las ventas en el pequeño puesto ambulante de José Luis Sánchez, en una bulliciosa calle del centro de la capital. “Tiene dos cámaras y viene con huella dactilar”, explica este vendedor de 23 años. El precio del aparato está en 3.000 pesos, unos 150 dólares, después de haberlo comprado por apenas 1.800. ¿A quién? Sánchez se lava las manos. “No sé si es robado; yo solo lo vendo”, explica.

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