DERECHO Y POLÍTICA

Violentan senadores al electorado con la aprobación de la revocación de mandato
Por: CARLA CABELLO

Los senadores de la República aprobaron hace algunos días la revocación de mandato, y con ello se modificarán 9 artículos constitucionales, que otorgarán la facultad al pueblo para quitar o dejar en su cargo, tanto al presidente de México como a los gobernadores de las entidades.
De entrada, parecería que es una figura jurídica benéfica, pues cualquiera pensaría que si a la mayoría de los ciudadanos no les gusta cómo se llevan las riendas del país, lo mejor será que ese gobernante se vaya, y deje ese lugar a otra persona que sí agrade más al pueblo, ya ven que ahora se volvió sabio.
La revocación de mandato traerá como consecuencia dos situaciones: la primera es que quienes se vayan a someter a ésta, tendrán que ser excelentes servidores públicos, por lo menos la mitad de su gobierno, eso es ideal, y por otro lado; se obligarán a hacer políticas públicas de carácter populachero, al estilo del actual mandatario de la Nación, que no realiza de manera correcta su función sino que dice a los mexicanos cada mañana lo que quieren escuchar.
Esto, sin contar con lo más grave, que es la violación de ese derecho constitucional que en su momento se le dio al electorado, para que por medio del poder que le otorga el voto, decida quién será la persona que los representará por un lapso de 6 años, eso sí es delicado: pues deja al descubierto que los representantes de la Cámara Alta, no tienen el más mínimo conocimiento jurídico, o lo que es peor, son expertos en leyes y tienen como propósito abrir una puerta a la reelección, garantizando ser ellos mismos quienes decidan quién gobierna.
Tan sólo con que exista la más pequeña posibilidad de revocar un mandato en medio de un sexenio, le quita la mitad del valor a la elección constitucional, pues todo gobernante entrará a administrar el país o el estado, con una probabilidad bastante alta de que sea removido del cargo que por elección popular se ganó, lo que de inmediato nos pone a analizar la situación, y el efecto es que le resta legitimidad al resultado del proceso.
Imaginemos un escenario en donde Andrés Manuel López Obrador acepta que es derrotado al someterse a este mecanismo; el nuevo presidente de los Estados Unidos Mexicanos pasaría de ser elegido por el electorado, a ser designado por los legisladores, es totalmente ridículo.
Le explico, de acuerdo al dictamen aprobado por los senadores, si se revoca el mandato del jefe del ejecutivo federal, asumiría provisionalmente el cargo el presidente de la Cámara de Diputados, y en un lapso de 30 días, el Congreso tendría que nombrar, por una mayoría calificada de dos terceras partes, al sustituto que concluiría el periodo de los últimos tres años.
Y si el efecto Morena predomina como en la actualidad, quienes terminarán eligiendo al presidente de la República, sólo en caso de que sea removido, será el grupo parlamentario de Morena, es grave ¿no?
Que mi expresión te haga pensar.

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