POR LOS RINCONES DE LA HISTORIA

22 de febrero, asesinato de Francisco I. Madero

Una fecha luctuosa imborrable de la historia de México corresponde al asesinato de Francisco I. Madero, consumado el 22 de febrero de 1913. Junto a él también cayó victimado el vice presidente José María Pino Suárez.
Sólo duró 15 meses en el poder el señor Madero, luego de los decisivos acontecimientos que culminaron con la Toma de Ciudad Juárez, el 10 de mayo de 1911.
A raíz de la dictadura de Porfirio Díaz, quien duró más de 30 años en la Presidencia de la República, estalló la Revolución, encabezada por Madero, quien con el Plan de San Luis, exhortó al pueblo a tomar las armas para derrocar al tirano y convocar a elecciones.
El lema de Sufragio Efectivo, no Reelección, surtió efecto en la conciencia nacional, para apoyar la lucha armada en contra de Díaz. Al firmarse los Tratados de Ciudad Juárez, renunció el dictador pero las cosas siguieron igual en el país.
En esta circunstancia, el gobierno de Madero se encontró con el rechazo de Emiliano Zapata, quien le reclamaba su nula actuación para proceder al reparto de tierras como lo había prometido, proclamándose en este sentido el Plan de Ayala, que desconocía a este gobierno.
También Pascual Orozco se sumó a los rebeldes. Por otro lado, Victoriano Huerta, quien era el Comandante de las Fuerzas Armadas con Madero, y había sido un antiguo subordinado de Porfirio Díaz, dio un golpe de Estado, haciendo que renunciaran Madero y Pino Suárez a sus cargos.
Varios ministros de distintos países se opusieron al cuartelazo, sin embargo, la acción en contra del gobierno fue implacable. Se hicieron prisioneros a Madero y Pino Suárez, para lo cual fueron trasladados al Palacio de Lecumberri a efecto, se decía, de juzgarlos, pero al llegar a dicho lugar fueron vilmente asesinados.
Se justificó oficialmente el crimen bajo el argumento cimentado en la Ley Fuga. El 24 de febrero sepultaron los restos de Madero en el cementerio de la Piedad. El nuevo gobierno, ejercido por Victoriano Huerta, contó con la desaprobación general, levantándose en armas varios revolucionaros, entre ellos Venustiano Carranza, Francisco Villa, Álvaro Obregón y Pablo González.
Así comenzaba el segundo capítulo de la Revolución Mexicana.

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