EL HILO DE ARIADNA

 

Cuarentena, creatividad y cuidados

 

Por HERIBERTO RAMÍREZ LUJÁN

Gran parte de nuestro país ha entrado en cuarentena, las escuelas y universidades, principalmente, han cerrado sus puertas buscando frenar el avance del Covid 19. Al mismo tiempo uno puede ver en las redes sociales un sinfín de sitios y páginas que ofrecen recorridos virtuales a través de museos, sitios históricos, películas y libros con la idea de que nuestros hijos o nosotros mismo podamos distraernos o aprovechar mejor nuestro tiempo durante el confinamiento.

De este modo han venido a colación casos de cuarentena que han tenido lugar en la historia y cómo distinguidos personajes, durante este periodo, lo han aprovechado de un modo inmejorable para producir grandes obras, el primero que me viene a la mente es el de Isaac Newton.

En el verano de 1665, gran parte de Inglaterra -también Cambridge, donde estudiaba- se vio afectada por el gran desastre de la peste. Según nos cuenta Richard S. Westfall, uno de sus grandes biógrafos, muchos de los alumnos intentaron continuar los estudios siguiendo a sus profesores a algún pueblo vecino, pero Newton había probado que podía hacerlo de manera independiente.

Regresó a Woolsthorpe, la finca familiar, si bien volvió a Cambridge en marzo de 1666; aunque debió regresar otra vez con su familia, porque la peste había rebrotado, para luego retomar sus estudios de nuevo en abril de 1667.

Los años de la epidemia fueron muy fructíferos en la vida de Newton, quien tenía poco más de 20 años. La historia de la manzana, situada en el campo, implica desde luego su estancia en Woolsthorpe. Lo que logró durante ese tiempo él nos lo cuenta así:

“A comienzos de 1665, descubrí el método de las series aproximativas y la regla para reducir cualquier dignidad de todo binomio en dichas series. En el mes de mayo del mismo año, descubrí el método de las tangentes de Gregory & Slusius, y, en noviembre obtenía el método de las fluxiones. En enero del año siguiente, desarrollé la teoría de los colores, y en mayo, había comenzado a trabajar en el método inverso de las fluxiones. Ese mismo año comencé a pensar en la gravedad extendida a la órbita lunar…”.

Para algunos, el ocio derivado de sus vacaciones forzosas de la vida académica y de sus obligaciones le permitió tener tiempo para reflexionar. Aunque según otros, su regreso al seno materno significó un estímulo psicológico vital. Como sea, es un ejemplo ilustrativo para un adecuado aprovechamiento de nuestro tiempo, aún en medio de la adversidad, pues durante ese periodo en Londres moriría una cuarta parte de la población.
Otro caso emblemático es el de William Shakespeare, quien durante otra cuarentena por la plaga de 1605 escribió Macbeth y El rey Lear. La peste fue una fuerza poderosa que moldeó tanto su vida como la de sus contemporáneos. Los teatros habían cerrado, así que Shakespeare debió sentir que escribir era la mejor forma de aprovechar el tiempo.

Para nosotros, que no somos genios, este periodo de confinamiento puede ser la oportunidad de leer, al menos, un par de libros, escribir, convivir con la familia en la calidez del hogar, terminar tareas pendientes; pero sobre todo cuidar de los nuestros y de sí mismos. Si somos capaces de salvarnos a nosotros mismos, seguramente, también salvaremos a muchos más.

P.D.- Título de la colaboración semanal tomado del mito de la princesa Ariadna de Naxos quien ayudó a Teseo a salir del laberinto después de acabar con el Minotauro, gracias al ovillo de hilo que su enamorada previamente le había provisto para señalizar el camino de salida. Simboliza también la inteligencia femenina y su perspicacia para ayudar a resolver problemas.

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