ESQUELETOS EN EL CLÓSET

 

El rock como agente cultural y social (2)
Por Jorge Villalobos

-Inicio e influencias en los mensajes del rock

A mediados de la década de 1950 comenzó un movimiento musical que revolucionó la cultura universal: la música de rock.

Las variaciones rítmicas que habrían de trastornar el ámbito musical en todo el mundo, a partir de un éxito popular titulado “Rock Around the Clock” (“Al compás del reloj”), interpretado por el grupo Los Cometas de Bill Haley, tienen su sustento en formas musicales que entonces eran consideradas de buen gusto (la música de las llamadas grandes orquestas, el jazz bailable, el foxtrot, el swing) y en propuestas populares que no ofrecían valor comercial para los programadores radiofónicos, como la música folclórica (folk) y campirana (country) estadounidense y el blues de los negros campesinos de las riberas del Mississippi.

Aún cuando “Rock Around the Clock” y las canciones que continuaron produciéndose en el mismo estilo pudieran parecer cacofónicas y escandalosas para los puristas defensores del arte musical y el público adulto en general, no dejaban de ser simples ejemplos de una variante de música popular que en principio fue conocida como ‘Rock and Roll’ (“mecerse y rodar”, un nuevo significado y matización para una expresión coloquial usada por la juventud norteamericana en ese tiempo para referirse a llegar a segunda o tercera base con una pareja del sexo opuesto; el lector sabe a lo que me refiero). Entre los intérpretes de este género destacan los nombres de Chuck Berry, Little Richard, Jerry Lee Lewis, Buddy Holly, Carl Perkins y Bo Diddley.

Con la aparición del cantante Elvis Presley comenzó un manejo global de la expresión musical mezclada con el espectáculo (el “performance”): Presley grabó algunas canciones que tuvieron gran éxito propagadas en las ondas hertzianas de la radio, pero a su promotor se le antojó convertirlo en un ídolo de masas. Elvis, además de cantante, se convirtió en bailarín y actor de películas, y con esto aventajó y dejó años-luz atrás a los lánguidos ‘crooners’ norteamericanos que susurraban y sudaban los micrófonos ante públicos indiferentes a sus actuaciones, formados principalmente por adultos que nunca olvidarían las guerras mundiales.

Elvis, con sus canciones y sus escandalosos meneos de cadera al bailar, conjugó de una forma tangible la rebeldía y el desasosiego de una juventud que cada vez estaba más lejos de ajustarse a las tradiciones y costumbres de sus padres. Siendo una generación criada bajo el sueño de la posguerra, estaban ávidos por exprimir cada gota del jugo de libertad que les ofrecía el sistema. Y el Rock and Roll constituía la mejor ruta hacia las ansiadas paces y libertades.

El principio de la década de los 60 transcurría bajo la misma tónica: los adultos les aceptaban a los chavos una que otra tontería y los muchachos procuraban mantenerse a distancia prudente de las reprimendas que sus aficiones musicales pudieran suscitar. Pero en 1962 saltó a la fama internacional el cuarteto inglés The Beatles, el pilar de la segunda ola representativa de la juventud pujante.

Indiscutiblemente su éxito musical es bien merecido, pues no se concretaron a continuar el estilo del Rock and Roll sino que se atrevieron a jugar con estructuras musicales más avanzadas (aunque al principio ellos mismos apenas se daban cuenta de lo aventurado de sus experimentos musicales). Influenciados por la imagen del mismo Elvis, los Beatles también alcanzaron un éxito popular sin precedentes con sus cortes de pelo largo y sus sacos sin solapas.

A partir de los Beatles, los promotores de espectáculos musicales, los programadores de radio y las compañías disqueras comenzaron una febril búsqueda para dar con nuevos grupos de jóvenes con propuestas musicales interesantes, con el requisito de emular el precedente sentado por los Beatles de ser un grupo que interpretara canciones escritas y ejecutadas por ellos mismos. Ante un estilo musical que podría ser ejecutado con tan sólo tres instrumentos básicos (guitarra, bajo y batería) y la (relativa) simplicidad técnica para montar un espectáculo, se acabó la época de las grandes bandas.

Se comenzaron así a producir cientos de grabaciones, siempre con el objetivo de ser colocadas en las ondas de radio de los Estados Unidos e Inglaterra, y aparecieron decenas de grupos musicales que intentaban rivalizar con los Beatles, con éxitos modestos en comparación.

También de Inglaterra surgió otro grupo que habría de convertirse en leyenda: los Rolling Stones. La principal diferencia entre los Stones y los Beatles fue que, desde su inicio, los Stones se presentaron como un grupo que iba en contra de las buenas costumbres y que habría de encontrar un público leal entre los jóvenes más rebeldes. Mientras que los Beatles fueron aceptados con cierta reserva por las clases dirigentes, los Stones fueron enemigos bienodiados del sistema. Además, los Beatles tenían un sonido distintivo llamado ‘Mersey’ y los Stones, más influenciados por el blues, ejecutaban una cosa llamada ‘skiffle’.

La rivalidad entre ambos grupos en las listas de popularidad originó otra búsqueda de talentos, ahora intentando encontrar una propuesta alternativa a los ritmos usados por ellos. En Norteamérica apareció Bob Dylan cantando canciones de protesta en una modalidad que no se había tomado en cuenta comercialmente, la música folk, acompañado únicamente con su guitarra y su armónica, pero intentando seguir una línea compatible con el momento y los intereses del público. La forzosa mezcla de géneros emanados de las propuestas musicales basadas en el Rock and Roll se tradujo en una propuesta musical cada vez más rica y con más adeptos.

Dylan era el máximo ídolo para el público de la música folk en Estados Unidos, pero los puristas ‘folkies’ le dieron la espalda cuando tuvo la ocurrencia de presentarse ante el público del Festival de Newport acompañado por un grupo de rock y tocando la guitarra eléctrica. De todos modos Dylan siguió siendo un ídolo, ahora para el público rocanrrolero.

Para 1967 las cosas eran muy distintas. Se había gestado una verdadera revolución musical, identificada principalmente por dos grupos en ambos lados del océano Atlántico: en San Francisco (California, E.U.) apareció la autonombrada “Generación de las Flores”, mientras en todo el territorio inglés había jóvenes estudiando música en las proliferantes escuelas de arte.

En Estados Unidos nació el ‘Flower Power’, los ‘hippies’ que practicaban la promiscuidad en sus comunas y se entregaban al hedonismo mientras daban origen a la psicodelia, que se identificaba con el uso de drogas como estimulantes de la creatividad, siendo los grupos musicales más representativos Jefferson Airplane, Grateful Dead y Quicksilver Messenger Service, venidos del área de la bahía de San Francisco, y de Los Angeles llegaron The Doors y The Mamas & The Papas, con propuestas musicales bastante disímbolas, desde las influencias del folk rock hasta el auténtico experimento de improvisación grupal, pasando por el inocente coro a varias voces.

También es representativa de la época psicodélica la música de Jimi Hendrix, nacido en Seattle, Washington, pero que para ser escuchado hubo de trasladarse a Inglaterra, donde la onda psicodélica ya tenía sus propios representantes de gran renombre: Pink Floyd, Traffic, Cream.

En Inglaterra también inició lo que hoy conocemos como rock progresivo, una tendencia musical basada más en los estudios musicales académicos de sus exponentes, con influencias aún más ricas que iban de la música medieval al jazz, pasando por los clásicos, la zarzuela, la opereta o cualquier otra manifestación de lo que llamamos música “culta”, pero sin olvidar la razón primordial que tuvieron para intentarlo: hacer del Rock and Roll una propuesta musical seria. Esto se extendió a otros países europeos como Francia, Alemania e Italia; entre los exponentes más conocidos de este género se encuentran Jethro Tull, Yes, King Crimson, Emerson, Lake & Palmer, Banco del Mutuo Soccorso, Premiata Forneria Marconi.

La mayoría de estos grupos concluyó su carrera tras la desafortunada muerte de alguno de sus miembros, pero aún hoy andan por ahí algunos que peinan canas pero siguen siendo “demasiado viejos para rocanrrolear pero demasiado jóvenes para morir”.

Una característica común de ambos movimientos fue la tendencia a comunicar mensajes en las letras de sus canciones, sin menoscabo de la realización musical. Así pues, comenzaron a componerse temas musicales acompañados con poemas relativos a la nueva filosofía de la juventud, principalmente mensajes de protesta, añadiendo de paso una buena dosis de cultura literaria y otra de ininteligible surrealismo.

Esto no es exclusivo para Estados Unidos y Europa, de hecho influyó manifestaciones musicales en países como Brasil, donde se dio el bossa nova; en Cuba vino la aún hoy llamada Nueva Trova o Canto Nuevo; en España lo comparte gente como Joan Manuel Serrat, y en México Óscar Chávez. Y aunque no lo parezca, estos intérpretes tienen mucho qué ver con la música rock.

Aquí es donde el Rock And Roll dejó de rodar y se convirtió en piedra pura, bruta.

Con la tendencia a generar canciones con mensaje vino también un culto natural a la literatura clásica y contemporánea y a ciertas figuras históricas entre la juventud, algo que se ha venido observando a lo largo de varias décadas. He aquí unos pocos ejemplos:

Robert Zimmerman cambió su nombre por Bob Dylan en recuerdo del literato Dylan Thomas. Grace Slick, la cantante de Jefferson Airplane, compuso letras basadas en Ulises, de James Joyce (“Rejoyce”), y en ‘Alicia en el país de las maravillas’, de Lewis Carroll (“White Rabbit”). Igualmente se han basado otros compositores en obras literarias para generar nuevos poemas: Neil Peart, letrista principal del grupo canadiense Rush, se basó en el poema ‘Xanadú’ de Samuel Taylor Coleridge para crear una canción del mismo título, y otro poema del mismo escritor inspiró al grupo inglés Iron Maiden para lograr un tema de más de 14 minutos de duración, ‘The Rime of the Ancient Mariner’ (“La balada del viejo marinero”).

Rush presentó también una canción titulada ‘Tom Sawyer’, uno de los personajes más recordados creados por Mark Twain, y Iron Maiden utilizó para la portada de uno de su álbumes una cita del relato de horror cósmico ‘The Call of Ktulu’ (“El llamado de Ctuhlu”), de Howard Phillips Lovecraft, que más tarde habría de servir de inspiración para una obra instrumental del grupo Metallica. Existió incluso un grupo psicodélico bautizado como H.P. Lovecraft.

Iron Maiden dedicó su álbum ‘Powerslave’ (“Esclavo del poder”) a la temática de la antigua civilización egipcia; también rindieron culto a la obra de Edgar Allan Poe en su canción ‘Murders in the Rue Morgue’ (“Asesinatos en la calle Morgue”). Lo propio logró The Alan Parsons Project en su álbum ‘Edgar Allan Poe: Tales of Mistery and Imagination’ (“Cuentos de misterio e imaginación”).

El grupo inglés Jethro Tull tomó su nombre de una cita encontrada en un libro de historia sobre un granjero escocés a quien se le atribuye el perfeccionamiento del arado, en tanto que Uriah Heep fue bautizado con el nombre de un personaje de ‘David Copperfield’, de Charles Dickens.

La obra de Julio Verne fue representada musicalmente por el tecladista Rick Wakeman en un álbum titulado ‘Journey to the Centre of the Earth’ (“Viaje al centro de la Tierra”), en el que Wakeman se hizo acompañar por la Orquesta Sinfónica de Londres. El mismo Wakeman tiene otras tres obras instrumentales basadas en historia y literatura: ‘The Six Wives of Henry VIII’ (“Las seis esposas de Enrique VIII”) es una composición dividida en seis fragmentos, cada uno de los cuales hace alusión a la personalidad de una de las esposas del rey; ‘The Myths and Legends of King Arthur and the Knights of the Round Table’ (“Los mitos y leyendas del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda”) recrea el ambiente medieval de los caballeros cruzados por medio de música, y el álbum ‘1984’ se basa en la obra homónima de George Orwell.

Wakeman acompañaba también al grupo Yes, quienes realizaron una obra musical basada en la lectura de la ‘Autobiografía de un yogi’, de Paramhansa Yoganada, ‘Tales from Topographic Oceans’ (“Cuentos de océanos topográficos”).

El álbum ‘Abraxas’ de Santana incluye una cita de ‘Demian’, de Herman Hesse. Hubo también un grupo llamado Steppenwolf; de ‘El lobo estepario’, del mismo Hesse, hay una influencia notoria en las obras presentadas por The Who en su ópera-rock ‘Tommy’ y por Pink Floyd en ‘The Wall’; ambas obras aluden a personajes del periodo de postguerra y tienen ciertas similitudes también con la simbología utilizada por Franz Kafka.

Pink Floyd realizó un concierto sin público en las ruinas del Coliseo de la antigua ciudad de Pompeya, en Italia, y a la historia de la destrucción de Pompeya por la erupción del Vesubio dedicó un álbum completo el grupo alemán Triumvirat. Este mismo conjunto dedicó otro álbum a la biografía del gladiador Espartaco.

Otras óperas-rock dignas de mención son ‘Jesucristo Superestrella’ y ‘Evita’, ambas compuestas por Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, aludiendo a figuras relevantes en la historia universal. La idea de la ópera-rock permitió a los compositores generar espectáculos en los cuales se combinara la música rock con el teatro, rescatando géneros teatrales olvidados como la zarzuela y el vodevil.

En el aspecto teatral de la música rock es necesario mencionar las ocasiones en que Pink Floyd se hacía acompañar por una compañía de teatro que ejecutaba sus rutinas mientras el grupo tocaba música de ambiente, y los espectáculos ofrecidos por David Bowie y otros artistas, en los cuales no se escatimaba en efectos técnicos para lograr que un cantante como Alice Cooper se convirtiera en una mosca atrapada en una telaraña o que su cabeza fuera degollada en el escenario, o que nevara sobre las cabezas del grupo Kiss.

Una de las óperas-rock más interesantes fue lograda por uno de los grupos considerados pilares del movimiento de rock progresivo: Genesis. Representada en los conciertos por el vocalista Peter Gabriel interpretando las canciones mientras las actuaba, ‘The Lamb Lies Down on Broadway’ (“El cordero yace en Broadway”) es una obra surrealista en la que algunos han encontrado similitudes con ‘El mercader de Venecia’, de William Shakespeare, y en general las letras de Genesis contienen una amplia variedad de alusiones a la cultura inglesa, desde la hora de tomar el té hasta la leyenda del ‘Squonk’, animal parecido a la zarigüeya que se disuelve en lágrimas al ser apresado por los cazadores, leyenda recogida también por Jorge Luis Borges en su ‘Zoología fantástica’.

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