“No es tolerante quien no tolera la intolerancia” (Jaime Balmes).
Por FerMan
Se ha hablado mucho sobre la corrupción e impunidad, pero es bueno hacer un alto en el camino para explicar brevemente lo que es o significa la corrupción y lo que es impunidad, lo cual no es lo mismo, a pesar de que, en la gran mayoría, ambas se entrelazan. En las primeras publicaciones señalamos los Instrumentos Internacionales que fueron creados para prevenir y combatir la corrupción. Entre ellos se encuentra la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción, la cual fue adoptada por la Asamblea de las Naciones Unidas el 31 de octubre de 2003 mediante la resolución 58/4.
Asimismo, en el Sistema Regional fue creada la Convención Interamericana Contra la Corrupción, adoptada por la Organización de los Estados Americanos en marzo de 1996. México ha ratificado ambas convenciones, la primera de ella fue aprobada por el Estado Mexicano, a través del Senado de la República el 20 de abril de 2004. Del contenido de dicha Convención se advierte que su objetivo primordial es la promoción y el fortalecimiento de medidas tendientes a prevenir y combatir eficazmente la corrupción; promover, facilitar y apoyar la cooperación internacional y la asistencia técnica en la prevención y lucha contra la corrupción, incluida la recuperación de activos; promover la integridad, la obligación de rendir cuentas y la debida gestión de los asuntos y bienes públicos.
Entre otras obligaciones establece el deber de los Estados de formular, aplicar y mantener políticas contra la corrupción que promuevan la participación de la sociedad e incorporen los principios del imperio de la ley, la debida gestión de los asuntos y de los bienes públicos, la integridad, la transparencia y la obligación de rendir cuentas. Para ello, los Estados deben crear órganos encargados de prevenir y combatir la corrupción. En ese sentido México debe sumarse al esfuerzo de la comunidad internacional por la erradicación de dicho flagelo.
Para resumir, la corrupción es un fenómeno criminal que puede abarcar diversas conductas que tipifican varios delitos, por ejemplo, corrupción es cuando se destinan recursos públicos para fines distintos al autorizado, en este caso se acredita el delito de malversación de fondos públicos; otro supuesto sería que esos recursos públicos pasaran a las cuentas del servidor público o de un tercero, lo que tipificaría el delito de peculado o bien enriquecimiento ilícito.
Como mero ejemplo, cuando se dan ese conjunto de conductas, es cuando se habla de actos de corrupción. Posteriormente trataremos el tema de la impunidad, por ser un fenómeno bastante amplio e importante que tiene bastante relación con los actos de corrupción, pues desafortunadamente, cuando existe impunidad en los sistemas de justicia, se propicia actos de corrupción.
“Fiat Justitiae, Pereat Mundus”.