LO QUE NO SOMOS TODOS LOS DÍAS

No se culpen unos a otros, los españoles vinieron en plan de Conquista
Por Mario Alfredo González Rojas

Era la madrugada del 12 de octubre de 1492, cuando según fray Bartolomé de las Casas, de acuerdo al Diario de Cristóbal Colón, pisaron tierra los navegantes españoles en la isla que los habitantes del lugar llamaban Guanahaní. Colón y el escribano Rodrigo de Escobedo, no imaginaban el alcance que tendría la escena en que a nombre de los reyes de España, el almirante genovés tomaba posesión de la tierra encontrada.
Ya habían visto gente desnuda, de la que una persona sensata pensaría que era vecina del lugar, pero sin más preámbulos se sintieron amos y señores, descubridores de la isla esos hombres que «puestos en tierra vieron árboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras». El hemisferio oriental sería para los portugueses, y el hemisferio occidental para los españoles. Era decisión del papa Alejandro VI.
El 30 de junio se cumplieron 500 años de la famosa batalla que dio origen al relato de la Noche Triste, en que rumbo a Tacuba los españoles y los tlaxcaltecas fueron derrotados por los mexicas. De allí en adelante, prepararían los españoles la batalla final. Estos días de pandemia se ha recordado el acontecimiento, con diversas connotaciones, que sí lloró Cortés, que no fue así; el hecho es que los mexicas se vengaron de la matanza orquestada por Pedro de Alvarado en el Templo Mayor, en ausencia de Cortés.
El final de la guerra entre españoles y mexicas estaba cerca. El racismo brutal de Estados Unidos, ha traído a la mesa el origen de la llegada de los españoles a América, y en ese recordatorio se han revivido viejos agravios entre vencedores y vencidos. Hay quienes justifican la presencia de los europeos, y quienes en pocas palabras no los bajan de invasores. No hacen falta muchos rodeos para dejar las cosas en claro, ya que era obvio que los españoles venían a apoderarse de lo ajeno, y en esa circunstancia conquistaron tierras de América, que luego colonizaron.
No fue desde luego el propósito de acabar con el supuesto canibalismo, como luego se dice por analistas parciales, el que orilló al Papa y a los reyes católicos a mandar sus brigadas a Tenochtitlán. Se habla también de las Guerras floridas de los mexicas, en que estos sacrificaban a los derrotados, pero eso no lo sabían tampoco los reyes españoles antes de enviar a Hernán Cortés para acá. Y está por demostrarse lo del canibalismo, además. Eso de decir que a nombre del rey tomo posesión de la casa del vecino, es de lo más ilegítimo y brutal. Como lo dijo Cristóbal Colón, acompañado por un escribano y su bola de soldados.
Simple y llanamente se trató la conquista de un acto de pillaje y de barbarie, al apoderarse de tierras ajenas y de someter a los habitantes de Tenochtitlán, aunque los mexicas constituyeran un imperio, maldecido por muchos. Que se borre esa idea, de que vinieron los españoles con el objetivo de civilizar a los pobladores de América, ellos vinieron a saquear todo lo que encontraran a su paso. El transmitir el idioma español y dejar sus costumbres en estas tierras, no los exime de las intenciones que traían.
Tampoco es para andar exigiendo, que se disculpen los gobernantes españoles por haber venido sus antepasados en plan de conquista. No hablo de atropello a mis antepasados, porque mis antepasados, como mexicano, son tanto indios como españoles. Son como los pleitos de los padres, en que los hijos no tienen la culpa, ni condenan a uno de los dos.
El racismo yanqui ha hecho que se tiren estatuas de los conquistadores, que se reniegue de la presencia de los españoles en tierras de Estados Unidos. Ha sido inevitable detener el coraje ante los abusos policiales contra los negros; por eso todo lo que denote explotación y supremacía racista ha hecho erupción después del asesinato de George Floyd. Si bien es cierto se acabó la esclavitud en Estados Unidos en 1865, quedaron marcas muy fuertes del sentimiento de superioridad de los blancos sobre los negros esclavos, que en total llegaron a sumar más de 12 millones a través de la historia.

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