EL ORÁCULO DE APOLO

 

Cuando tenemos una creencia racional sobre el Covid-19

Por Enrique Pallares

 

Uno de los conceptos que actualmente más se usan en las discusiones científicas, filosóficas, políticas y de la vida cotidiana es la noción de racionalidad. Cuando uno somete al más elemental análisis este concepto, se da cuenta que se usa con varios sentidos y con mucha vaguedad. Por ejemplo, es muy frecuente que los términos de “racional” o “irracional” se empleen de un modo meramente emotivo para alabar o insultar a alguien en lugar de utilizarlo para describir o para determinar los rasgos distintivos de cómo acepta sus creencias una persona.

Sería extenso para los límites de esta participación ver los diferentes sentidos que tiene el término. Por lo pronto, aquí nos interesa el uso del adjetivo racional cuando lo aplicamos a determinadas creencias, tales como “Alicia cree que va a llover” o “Mario no cree que el hombre llegó a la Luna”.

Para empezar, tenemos que decir que sólo de las creencias, decisiones y conductas tiene sentido predicarles lo racional o irracional. Es decir, si decimos que “Pedro cree que la Tierra es Plana”, decimos que Pedro tiene una creencia irracional, pero no que Pedro sea irracional. Lo de racional o irracional sólo se le predica a la creencia de Pedro no al sujeto que la tiene. Para decirlo con precisión deberíamos expresar “Pedro cree irracionalmente que la Tierra es plana”. O bien, “Pedro cree irracionalmente que la Tierra es plana pero cree racionalmente que la Luna es un satélite de la Tierra”. Lo mismo se aplica a las decisiones y acciones.

Por lo tanto no podemos estar de acuerdo con Aristóteles que el ser humano es el animal racional, en todo caso es el animal racional o irracional. Por esta vía, podemos hablar de la racionalidad de las creencias y opiniones por un lado, y de la racionalidad de las acciones y conductas por el otro. Pero en esta ocasión hablaremos tan sólo de la racionalidad creencial.

Supóngase estas dos situaciones: ‘creer que caminar con los zapatos desabrochados es peligroso’ y esta otra; ‘creer que pasar por debajo de una escalera acarrea mala suerte’. ¿Cuál es la diferencia entre ambas creencias? Que la primera es aceptable por el método racional y la segunda no es aceptable con racionalidad.

Aquí no se trata de cuál creencia es verdadera, pues eso no afecta a la racionalidad. Sino que decimos que aceptamos la primera como una creencia racional porque a) tenemos elementos de juicio o justificaciones favorables a ella tales como poder comprobar directamente tal creencia, o que es una opinión científica vigente en ese momento o bien, que hay testimonios fiables históricamente comprobados en ese momento a su favor. Y, b) que uno no encuentra, dentro de su sistema de creencias, alguna idea que está en contradicción con ella.

En el caso de la segunda creencia, encontramos que no hay evidencia favorable que la justifique y entra en contradicción con otras creencias del sistema creencial común que están mejor justificadas. Por lo tanto es claro que la segunda se trata de una creencia irracional.

Así pues, si una persona cree hoy en día en el Covid-19 y sus estragos en la salud con toda la evidencia que existe de hecho, diremos de esta persona que es racional en sus creencias sobre el Covid-19. Si no cree, entonces es irracional en esa creencia. Si cree más ideas en las que racionalmente puede creer sobre el tema se dice que es un dogmático, si cree menos entonces diremos que este individuo es un escéptico.

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