ESQUELETOS EN EL CLOSET

 

Tracy Chapman y la voz de la conciencia

Por Jorge Villalobos

A veces tengo que repetir algo muchas veces o dejar pasar un buen rato, tal vez unos años, antes de agarrarle el gusto. Podrá ser que (cual buen vino) la música suena mejor cuando se la deja añejar. Podrán ser mis prejuicios contra las tendencias del momento o mi resistencia a aceptar lo nuevo; podrá ser el afán de aferrarme a que todo tiempo pasado fue mejor, podrá ser el temidísimo ‘sereno’, el caso es que en estos días de conciencia social global el álbum debut de Tracy Chapman me suena tan novedoso como cuando apareció hace 32 años.

En 1988 empezó a oírse en el radio una canción titulada “Fast Car”, y luego otra llamada “Baby Can I Hold You”, y pegaron más duro que la kolaloka. Tratándose de canciones que sonaban en radio, no les puse atención en ese momento. Unos (pocos) años después llegó un camarada con un caset (sin etiquetas para agarrarme desprevenido) y lo puso a tocar (así, a la brava, sin checar que no tuviera virus), y emanó una grabación muy interesante que llevó al siguiente diálogo:

—¡Qué cotorro canta ese amigo! Se me hace que ya lo había oído antes.

—Es mujer, y se llama Tracy Chapman.

—¡Adió! ¿Crazy Chapman? No la amueles.

—Tracy. Y sí la habías oído en el radio, pero siempre fingiste demencia.

Tras una infructuosa búsqueda por un hoyo donde esconder la cabeza, no me quedó más remedio que reconocer que Tracy Chapman traía una onda muy buena. No sólo eran bastante agradables las melodías y muy poco común la voz, además había letras sorprendentes, de protesta generalmente, todas escritas por la misma Tracy. Uno de sus principales méritos es el de haber contribuido grandemente al resurgimiento de la figura de los cantantes-compositores librepensadores en búsqueda de un cambio social que habían sido populares durante los años sesentas y la primera mitad de los setentas.

Con una propuesta musical que no se limitaba a una guitarrita acústica y una armónica sino que se enriqueció con un acompañamiento sonoro más propio de finales de los ochentas, el álbum fue grabado por Tracy (quien además de cantar toca guitarras acústicas y eléctricas y percusiones) con la ayuda de los músicos Steve Kaplan y Bob Marlette (teclados), Jack Holder (guitarra, órgano Hammond), Ed Black (guitarra), Larry Klein (bajo), Denny Fongheiser (batería), Paulinho Da Costa (percusiones) y David LaFlamme (violín).

El álbum obtuvo un magnífico volumen de ventas por culpa de “Fast Car” (que trata sobre la necesidad de progreso de la sociedad marginada) y “Baby Can I Hold You” (balada enamorada), de conocimiento y gusto generalizado. Ambas canciones tienen tan buena manufactura que su presencia en las ondas hertzianas del radio era más que aceptada, justificada y hasta agradecida; son dos rolones ‘marca Diablo’.

Pero “Fast Car” no es el único ejemplo del mensaje concientizante de Tracy. Al inicio de la grabación está la ríspida “Talkin’ ’Bout A Revolution”, una canción rápida con mucho ‘punch’ que avizora una convulsión social:

“Hablando de una revolución”

¿No sabes? Están hablando de una revolución

(suena como un susurro)

Mientras están parados en las filas de beneficencia

Llorando a las puertas de esos ejércitos de salvación

Perdiendo el tiempo en las filas del desempleo

Sentados, esperando una promoción

La gente pobre se levantará y obtendrá su parte

La gente pobre se levantará y tomará lo que le pertenece

¿No sabes que es mejor que corras, corras, corras…?

Porque finalmente las mesas comienzan a voltearse

Hablando de una revolución

Menos notorias en el álbum son “She’s Got Her Ticket” y “Mountains O’ Things”, con estupendas letras y ritmos de reggae. “Why?” es igual de rítmica pero mucho más sabrosa, con una trabalengüera interpretación vocal que cuestiona algunos disparates del mundo contemporáneo:

“Por qué?”

¿Por qué mueren de hambre los niños

cuando hay suficiente alimento para el mundo?

¿Por qué cuando habemos tantos de nosotros

aún hay gente sola?

¿Por qué llaman a los misiles ‘guardianes de la paz’

cuando están apuntados para matar?

¿Por qué una mujer aún no está a salvo

cuando está en su casa?

Amor es odio.

Guerra es paz.

No es sí.

Y todos somos libres.

Pero alguien tendrá que responder

El momento llegará pronto

En medio de todas estas preguntas y contradicciones

Hay quienes buscan la verdad

Pero alguien tendrá que responder

El momento llegará pronto

Cuando los ciegos se quiten las anteojeras

Y los mudos digan la verdad

El dejo de sarcasmo en el cuarto verso del puente (“Y todos somos libres”) es simplemente genial.

También “Across the Lines” tiene un ritmo movidón y una temática estrujante acerca de los conflictos raciales en los Estados Unidos, que adquiere particular vigencia en este fatídico año 2020 d.C.:

“Al otro lado de las líneas”

Cruzando las líneas, ¿quién se atrevería a ir?

Bajo el puente, sobre las vías del tren

que separan a los blancos de los negros

Escoge lado o corre por tu vida

Esta noche comienzan los disturbios

En las calles traseras de América

Matan el sueño de América

Niña negra es asaltada

No hay razón por qué

El periódico imprime la noticia

y los temperamentos racistas vuelan

Al día siguiente comienza un motín

Salen navajas y pistolas

Dos chicos negros son asesinados

Un chico blanco queda ciego

Niña negra es asaltada

Nadie sabe su nombre

Mucha gente herida y enojada

Ella es la única culpable

Otro tema que ha cobrado una inusitada actualidad en estos momentos de violencia intrafamiliar a consecuencia del confinamiento extravoluntario por la contingencia sanitaria es “Behind The Wall”, pero esta vez la interpretación es a capela, con una profundidad eriza-vellos:

“Detrás de la pared”

Anoche escuché los gritos

Voces fuertes detrás de la pared

Otra noche de insomnio para mí

No servirá de nada llamar a la policía

Siempre llega tarde

Si es que viene

Y cuando llegan dicen que

no pueden interferir en asuntos domésticos

entre un hombre y su esposa

Y mientras ellos salen por la puerta

las lágrimas brotan de los ojos de ella

Anoche escuché los gritos

luego un silencio que me heló el alma

Recé por estarlo soñando

cuando vi la ambulancia en el camino

Y el policía dijo:

‘Estoy aquí para mantener la paz,

¿se dispersará la multitud?,

creo que todos podríamos dormir un poco’

Como epílogo para no dejar tan mal sabor de boca, el álbum finaliza con un trío de hermosas baladas con declaraciones de amor un tanto heterodoxas, “For My Lover”, “If Not Now…” y “For You”.

En 1989 el álbum debut de Tracy Chapman fue nominado a seis premios Grammy, de los cuales obtuvo tres, ‘Mejor Artista Nuevo’, ‘Mejor Grabación Folk Contemporánea’ y ‘Mejor Interpretación Vocal Pop Femenina’ por “Fast Car”.

Tras este éxito inicial en su carrera Tracy tuvo oportunidad de presentarse en conciertos masivos patrocinados por Amnistía Internacional y otras agrupaciones, alternando con activistas como Bruce Springsteen, Bono, Sting, Peter Gabriel, Phil Collins y otros miembros de la perrada mayor de ese entonces, y su voz se convirtió en insignia de los movimientos internacionales en pro de los derechos humanos. Desgraciadamente la Chapman no logró repetir ese trancazo con sus grabaciones posteriores, pero aún en la actualidad, semi-retirada, conserva la intención y el empuje de sus mensajes. Y hasta se perdona el hecho de que sus rolas hayan sonado en el radio.

* Comentarios, sugerencias, dudas o desavenencias acerca de “Esqueletos en el Closet” son atendidos al correo electrónico esqueletosenelcloset@hotmail.com.

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