EL HILO DE ARIADNA

 

El barrio está de luto: Olaff se ha ido

Por Heriberto Ramírez

 

El recuento de las partidas parece interminable, hace una semana nos enteramos del fallecimiento de Antonio Pedroza, conocido en el mundo de la música local como Olaff. Pionero del rock en español, desde le época de Las garrapatas peludas en la década de los 60. Quizá desde entonces apostó por las composiciones propias, pensando, cantando y componiendo en español, al unísono de muchos otros músicos nacionales, españoles y latinos que usaban su lengua madre por primera vez en el marco de este género, dejando atrás el inglés.

Lo hizo siempre sin nunca querer ser parte de la escena musical propiamente dicha, sino que tocaba por gusto, por un amor genuino al arte. Su forma de hacer música era reunirse con sus más entrañables amigos y crear en común, esa forma de trabajo se reflejaba en una personalidad afable, abierta, con las exigencias habituales de quien hurga en sus emociones la forma de construir o mantener un concepto de lo que considera valederamente arte o música, en su caso.

Su apartamiento de los convencionalismos comerciales lo limitó para ser conocido por un público más amplio, sin embargo, todavía hay quien recuerda algo de su fallida presentación en El Portón (1997), antiguo espacio dedicado a dar cabida a los músicos de rock locales, en aquella ocasión su abridor fue Ulises Domínguez.

Entre los escasos testimonios de su trabajo musical, nos queda un disco colectivo, Sombras, trova rock de Chihuahua, que se produjo en el 2002, con el apoyo del Pacmyc, en el cual aparecen tres canciones de su autoría: La rueda, La tierra y Vaquero, acompañado por la guitarra eléctrica de Rodolfo Borja y el bajo de Tommy Sifuentes, grabadas en un estudio casero de la colonia Avícola. (La rueda – Antonio Pedroza «Olaff» by Larry Campbell

La rueda – Antonio Pedroza «Olaff» by Larry Campbell
La rueda de Olaff, tomada del disco «Sombras Trovarock de Chihuahua» producido por Heriberto Ramírez Luján.

 

). Para ser transmitido en el programa Fin de milenio en Radio Universidad del cual me tocó ser el productor, lo mismo que del disco.
A pesar del espíritu trovador que llevaba para todos lados sus ambiciones musicales fueron in crescendo, era consciente de un potencial mayor, eso lo llevó a conjuntar el grupo Maldek, junto a Héctor Jaramillo, Quique Zúñiga y Tommy Sifuentes, sus presentaciones en público fueron mínimas, sin embargo, los vecinos del barrio nos beneficiábamos de sus generosos y persistentes ensayos, en las cercanías de la Clínica del Parque, en la casa de Jara. Con Maldek dio rienda suelta a todas sus posibilidades creativas, retomando los latidos crepusculares del rock progresivo (https://www.youtube.com/watch?fbclid=IwAR10gtywfOG_TIqJTS8KNznfP6XNqsymNonze9hAWDVAD0LEMUM25Hud7tY&v=3uuVMavkPuQ&feature=youtu.be).

La comunidad musical lo recordará también por sus aportaciones electrónicas dirigidas a la reparación de sus equipos, era usual encontrarlo en su taller de reparación en medio de amplificadores y bocinas desarmados, que durante mucho tiempo tuvo, también en mis inmediaciones, en la Calle Allende, para luego trasladarse a Las granjas.

Nos deja su leyenda de un músico pionero, autor de un puñado de canciones escritas en un cuaderno perdido durante una inundación, no recuerdo haberle preguntado sobre la veracidad de esta historia, quizá ahora sea solo parte de una leyenda urbana más.

Desde aquí enviamos nuestras más sentidas condolencias a su familia, a su hijo Aristeo, y desde luego, a toda la comunidad musical con la cual se relacionó y que habrá de extrañar su calidez y transparente camaradería.

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