Esqueletos en el Closet

 

 

 

El día que la música murió

Por Jorge Villalobos

 

Durante las semanas recientes el mundo entero estuvo atento a la transición de poderes en los Estados Unidos, tras un accidentado proceso de elección presidencial que finalmente ha dado una tregua (que quede claro: una tregua) al maremágnum de absurdos y amenazas al sentido común sufrido en general por la comunidad internacional y en particular por el pueblo estadounidense. Hay una luz de esperanza por aliviar las divisiones sociales que, exacerbadas por la administración política, se manifestaron con mayor intensidad durante el año 2020 y tuvieron su culmen (aparentemente) en el asalto al edificio del Capitolio. Opiniones políticas aparte, el interés de este espacio es la cultura.

En ese sentido, se ha vuelto evidente que algunos de los símbolos y valores que otrora fueron el orgullo de los EU comienzan a volverse obsoletos cuando cada vez hay menos adeptos a ellos, y cada vez con mayor insistencia se intenta reescribir la historia considerando una óptica más inclusiva que permita establecer una nueva identidad cultural para el pueblo norteamericano, una nueva versión de lo que ellos llaman en su idioma inglés ‘Americana’. Cómo desechar lo que pueda resultar ofensivo pero conservar las tradiciones y símbolos inocuos resulta un verdadero enigma. Prohibir las banderas confederadas, retirar a la Tía Jemima de las cajas de harina para hacer hot-cakes y cambiarle el nombre a los Pieles Rojas de Washington pueden ser pasos que ayuden a definir nuevos rumbos, pero negar un hecho no significa que su efecto desaparezca. Es como cuando Mafalda afirmaba: “¡Habría que dar techo, trabajo, protección y bienestar a los pobres”, a lo que Susanita le respondió: “¿Para qué tanto? Bastaría con esconderlos” (Joaquín Salvador Labrado, ‘Quino’: ‘Mafalda’, vol. 3, tira 418, 1968, ed. Jorge Álvarez).

 

Lo anterior me lleva a recordar un álbum -y una canción en particular- que celebra y hace un recuento de la cultura norteamericana de los años sesentas: ‘American Pie’, de Don McLean.

 

El nombre les va a sonar desconocido a más de tres, pero para información general, Don McLean fue el heredero de la onda del poeta-folk que traían Bob Dylan, Joan Baez, Donovan, John Sebastian y Paul Simon. A mediados de los años sesentas se involucró en la comunidad folk y en los círculos universitarios en Nueva York y Pensilvania; estudió administración pero decidió iniciar una carrera como cantautor. En 1969, tras haber sido rechazado en 72 ocasiones por los ejecutivos de las disqueras (!), logró contrato con Mediarts, una pequeña compañía de reciente creación, y lanzó ‘Tapestry’, que inicialmente tuvo un éxito comercial nulo. Luego Mediarts fue absorbida por United Artists Records, que lanzó y promovió el segundo álbum de McLean, ‘American Pie’ (1971). Los dos sencillos del álbum entraron en las listas de popularidad (la canción homónima y “Vincent”), y eso atrajo la atención del público por el álbum previo ‘Tapestry’, que a la larga produjo otro par de éxitos. McLean ha mantenido una carrera profesional constante y hasta el año 2018 ha lanzado 21 álbumes con modestos éxitos esporádicamente, pero el mayor logro de su carrera ha sido ‘American Pie’.

 

Volviendo al álbum de 1971, es una bonita colección de canciones de estilo folk, con algo de poesía introspectiva, un poco de protesta y muchas referencias bíblicas, todo cantado con una voz sobria y amable, con una excelente pronunciación. La mayor parte de la música es ejecutada con acompañamiento simple de guitarra acústica, bajo y batería, con intromisiones ocasionales de guitarra eléctrica, piano, arreglos de cuerdas y marimba. El resultado en general es muy paladeable para quienes gustan del folk rock, comparable a contemporáneos como Jim Croce, Joni Mitchell, James Taylor, Carly Simon o Crosby, Stills & Nash. Canciones recomendadas: “Winterwood”, “Till Tomorrow” y “Mother Nature” (esta no estaba en la edición original del álbum, fue incluida en la reedición del año 2003).

 

El segundo sencillo del álbum fue “Vincent”, un delicado poema compuesto por McLean en memoria del pintor post-impresionista Vincent Van Gogh. La letra pretende reivindicar la imagen del neerlandés ante la desafortunada percepción histórica que lo condena por haber sufrido una enfermedad mental, y la interpretación es verdaderamente conmovedora.

 

»Ahora entiendo / lo que intentaste decirme / y cómo sufriste por tu cordura / y cómo trataste de liberarlos / No quisieron escuchar, no sabían cómo / Quizás escuchen ahora

»Porque no pudieron amarte / pero aún así tu amor era verdadero / y cuando no quedaba esperanza a la vista / en esa noche estrellada, estrellada / te quitaste la vida, como suelen hacer los amantes / Pero podría haberte dicho, Vincent / Que este mundo nunca fue hecho para / alguien tan hermoso como tú«.

 

También conocida como “Starry Starry Night” -el verso con que inicia el poema, tomado del título de una de las obras más representativas del pintor-, la canción obtuvo el primer lugar de popularidad en el Reino Unido, Irlanda e Italia, el #3 en Canadá y Australia, el #12 en los EU… pero en los Países Bajos, a pesar de “apenas” haber alcanzado el #16 de popularidad, goza de una particular distinción: en el Museo Van Gogh de Ámsterdam la canción se escucha al menos en una ocasión diariamente, y una copia del poema escrito fue enterrada en una cápsula del tiempo junto con los pinceles de Vincent Van Gogh.

 

Ahora sí, pues, respecto a la canción que da título al álbum, la que celebra a la ‘Americana’ de los años sesentas, algunos antecedentes:

 

En el año 1959 Buddy Holly era una estrella del rock and roll muy influyente; The Big Bopper (‘JP’ Richardson) había sido disc-jockey de radio y gozaba de gran éxito con “Chantilly Lace” y su incipiente carrera estaba en ascenso; Ritchie Valens, de ascendencia mexicana, también comenzaba a disfrutar de la fama con su doble sencillo “Donna”/“La Bamba” y con “Come On, Let’s Go”. El 3 de febrero se produjo el accidente en el que perdieron la vida los tres cantantes y el piloto Roger Peterson. Debido a las condiciones del clima, el piloto perdió el control de la avioneta en que viajaban y se estrelló en un campo de maíz en Clear Lake, Iowa. El álbum de Don McLean está dedicado a Buddy Holly.

 

La muerte de Holly marcó un hito en la cultura popular y fue considerada como una señal del final de una época, la transición de los mansos y optimistas años cincuentas a los irreverentes y convulsos años sesentas, el despertar de una generación marcada por la guerra de Vietnam, el magnicidio de John F. Kennedy, las protestas raciales y estudiantiles y el ‘Flower Power’, entre muchas otras manifestaciones culturales y sociales.

 

Desde su aparición y éxito en 1971 la letra de “American Pie” fue motivo de interpretaciones y debates que durante décadas Don McLean evadió con el argumento de que no corresponde al autor explicar su obra, limitándose a comentar que la canción involucra “una sensación de pérdida”. En su momento la canción de 8 minutos y medio rompió récords en radio cuando ningún sencillo pasaba de cuatro minutos de duración, y alcanzó el primer lugar en las listas de popularidad de varios países. Cada vez que se le preguntaba acerca del significado de la canción, McLean replicaba: “Significa que no tendré que volver a trabajar si no quiero”, refiriéndose a las regalías que obtuvo y sigue obteniendo por derechos de autor. McLean es dueño de la frase “American Pie” como marca registrada, y como tal obtiene regalías también por el simple uso de la frase, por ejemplo, la serie de películas de comedia “American Pie” que apareció a partir de 1999 le reporta ganancias económicas a McLean, cuya participación en dichas producciones se limita a haber concedido el uso del título. En el año 2000, Madonna grabó un cover de la canción, con un gran éxito internacional, ante el beneplácito del autor y el desagrado de la crítica especializada.

 

Luego McLean encontró otra manera de capitalizar su obra: en el 2015, por medio de la casa Christies de Nueva York puso en subasta el manuscrito original de la canción, un lote de 17 páginas con 237 líneas de texto manuscrito a lápiz y tinta en hojas de cuaderno de espiral con rayado, con notas al margen, más una hoja de papel con 26 líneas mecanografiadas. La cuna de papel de “American Pie” se vendió por 1.2 millones de dólares.

 

Tras la subasta McLean reveló finalmente el significado de la mayor parte de los versos de la canción, con lo cual concluyó los debates al confirmar o desechar las interpretaciones que el público construyera durante 44 años. Entre sus razones para poner el manuscrito a subasta, además de obtener un beneficio económico para su familia, comentó: “No había pensado mucho en la letra de la canción (…) Sé que la gente siente que esa canción le pertenece al público, así que pensé que una subasta pública sería lo mejor”, y agregó que el Salón de la Fama del Rock‘n’Roll quería conservar sus letras, pero él se negó porque “no me querían a mí. Nunca he estado en el Salón de la Fama del Rock‘n’Roll, soy un intruso. He sido muy famoso toda mi vida. Muchas personas han sido incluidas en el Salón de la Fama, pero yo no porque soy un opositor. Querían mis letras, pero les dije: ‘Bueno, no me quieren a mí en el Salón de la Fama, así que al diablo con ustedes’” (Alan E. Hunter, “Bumps in the Night”, https://alanehunter.com/category/auctions/).

 

En el 2017 la grabación original de McLean fue incluida en el catálogo de la Biblioteca del Congreso de los E.U. por ser considerada “cultural, histórica o artísticamente relevante”.

 

“Pay Americano”

[en mi afán de purismo castellanizo la palabra “pie” como “pay”, generalmente traducida como “pastel” -confundida con “cake”-, pero en este caso es una tarta rellena]

 

»Hace mucho, mucho tiempo,

aún puedo recordar cómo esa música

solía hacerme sonreír

Y supe que si tuviera mi oportunidad

podría hacer a esa gente bailar

y tal vez serían felices por un rato

Pero febrero me hizo temblar

con cada periódico que entregaría

Malas noticias en la puerta,

no pude dar un paso más

No puedo recordar si lloré

cuando leí acerca de su novia viuda,

pero algo me tocó muy adentro

el día que la música murió

 

[el accidente en el que murieron Buddy Holly, The Big Bopper y Ritchie Valens fue en febrero de 1959, Don McLean tenía 13 años de edad y era repartidor de periódicos. Hacía ocho meses que Buddy y Maria Elena Holly se habían casado y ella tenía un mes y medio de embarazo; perdió al bebé tras el shock sufrido al escuchar en el radio la noticia de la muerte de su marido. A partir del verso recurrente en la canción, aquel día de febrero 1959 es recordado en el imaginario popular como “el día que la música murió”]

 

»Así que

Adiós, adiós, Miss Pay Americano

conduje mi Chevy hasta la presa pero la presa estaba seca

Y los buenos chicos estaban bebiendo whisky de centeno

y cantando ‘Este será el día en que muera,

este será el día en que me muera’

 

[en el estribillo, “Miss American Pie” es una combinación de símbolos ‘tradicionales’ norteamericanos: la ganadora del certamen de belleza (“Miss”) y una frase del imaginario popular (“as American as apple pie”, “tan americano como el pay de manzana”, que alegoriza el ambiente doméstico). El verso en inglés dice “drove my Chevy to the levee”, el Chevy un automóvil o camioneta marca Chevrolet y el ‘levee’ (dique) la cortina de una presa, con frecuencia lugar de reunión donde los jóvenes pueden departir sin supervisión de adultos. Los versos que cantan los ‘chicos buenos’ mientras se embriagan parafrasean el final del estribillo de la canción de Buddy Holly “That’ll Be The Day” (“when I die”)]

 

»¿Escribiste tú ‘el libro del amor’

y tienes fe en Dios todopoderoso,

si la Biblia así te lo dice?

Ahora, ¿crees en el rock and roll?

¿Puede la música salvar tu alma mortal?

Y, ¿puedes enseñarme a bailar de veras lento?

Bueno, sé que estás enamorada de él

porque te vi bailando en el gimnasio,

ambos se quitaron los zapatos,

hombre, yo entiendo ese ritmo-y-blues

Yo era un solitario bronquito adolescente

con un clavel rosa y una camioneta pick-up

pero supe que se me había acabado la suerte

el día que la música murió

 

[“(Who Wrote) The Book Of Love?” (“¿Quién escribió el libro del amor?”) fue un éxito del sexteto doo-wop The Monotones en 1958; Don Cornell tuvo un hit en 1955 con “The Bible Tells Me So” (“Así me lo dice la Biblia”). Comparar la creencia religiosa con el rock and roll puede interpretarse como al lector mejor le convenga. El éxito de 1955 de Marty Robbins “White Sport Coat (and a Pink Carnation)” (“Saco blanco casual y un clavel rosado”) bien puede haber sido la inspiración para el accesorio de un adolescente impetuoso que vio a su pretendida coqueteando con otro en el baile escolar]

 

»Comencé a cantar:

‘Adiós, adiós, Miss Pay Americano,

conduje mi Chevy hasta la presa pero la presa estaba seca’

Esos buenos chicos estaban bebiendo whisky de centeno

y cantando ‘Este será el día en que muera,

este será el día en que me muera’

 

»Ahora, durante diez años hemos andado por nuestra cuenta

y el musgo engorda en una piedra rodante,

Pero no solía ser así

cuando el bufón cantó para el rey y la reina

con un abrigo que tomó prestado de James Dean

y una voz que vino de ti y de mí

y mientras el rey miraba hacia abajo

el bufón robó su corona de espinas

Se suspendió la sesión del tribunal

no se emitió veredicto

Y mientras Lennon leía un libro sobre Marx

el cuarteto practicó en el parque

y cantamos endechas en la oscuridad

el día que la música murió

 

[en “Early In The Morning” Buddy Holly cantaba: “Tú sabes que una piedra rodante no acumula musgo”; McLean juega con la idea para referirse a la evolución de la música popular diez años después de la muerte de Holly. El bufón es Bob Dylan, el verso menciona el abrigo con el que Dylan aparece en la fotografía de la portada del álbum ‘The Freewheelin’ Bob Dylan’, semejante al que usara James Dean en la película ‘Rebelde sin causa’, y el verso “una voz que vino de ti y de mí” alude al carácter universal que se les atribuye a las composiciones de Dylan. “El Rey” era el apodo de Elvis Presley; Dylan le robó a Presley la gloria de ser el líder de la contracultura, gloria que resulta una corona de espinas, pues, como para Jesucristo, implica una carga. Presumiblemente, las líneas acerca del tribunal que no emitió un veredicto tienen que ver con las víctimas de los varios disturbios estudiantiles en el periodo de 1968 a 1970. Las últimas cuatro líneas son una sátira sobre las posturas políticas de John Lennon; para justificar la alusión al ideólogo Karl Marx, McLean hace un juego fonético al cantar el verso pronunciando “Lennon”, de forma que John Lennon se confunda con Vladimir Lenin, líder de la revolución comunista en Rusia. El último concierto público de los Beatles fue en el Candlestick Park, en San Francisco, en 1966 (“el cuarteto practicó en el parque”)]

 

»Cantábamos:

‘Adiós, adiós, Miss Pay Americano,

conduje mi Chevy hasta la presa pero la presa estaba seca’

Esos buenos chicos estaban bebiendo whisky de centeno

y cantando ‘Este será el día en que muera,

este será el día en que me muera’

 

»Desorden y caos en un verano sofocante

Los pájaros volaron junto con un refugio antibombas

a ocho millas de altura y cayendo rápido

Aterrizó mal en el pasto,

los jugadores intentaron un pase adelantado,

con el bufón en la banca, enyesado

Ahora el medio tiempo era un dulce perfume

mientras los sargentos tocaban una marcha

todos nos levantamos a bailar

pero nunca tuvimos la oportunidad

porque los jugadores intentaron salir al campo,

la banda de guerra se negó a ceder,

¿recuerdas lo que fue revelado

el día que la música murió?

 

[no hay una traducción literal para “Helter Skelter”, traduzco como “desorden y caos” solamente por dar una idea de lo que el término supone; McLean confirmó que usó el título de la canción de los Beatles para hacer alusión a Charles Manson y sus seguidores; reiteradamente se ha afirmado que Manson se inspiró en esa canción para perpetrar junto con su “familia” los multihomicidios conocidos como “el caso Tate-LaBianca” en agosto de 1969. La siguiente referencia mezcla el éxito de los Rolling Stones “Gimme Shelter” (“Refúgiame”) con la canción del grupo folk The Byrds “Eight Miles High” (“Ocho millas de altura”), para llevar luego la acción a un juego de futbol que alegoriza el ambiente del rock and roll: el bufón Bob Dylan sufrió un accidente en su motocicleta y se retiró de los escenarios durante su convalecencia (estaba en la banca), mientras tanto otros músicos comenzaban a destacar con nuevas propuestas musicales, la psicodelia y el rock progresivo. El “dulce perfume” alude al característico aroma de los cigarrillos de Cannabis, o al gas lacrimógeno usado por la policía contra los activistas en las manifestaciones de protesta. Las siguientes líneas tienen una doble interpretación: los “sargentos” (policía) reprimían a los “jugadores” (manifestantes) que intentaban salir al campo, o los “sargentos” (los Beatles encarnando a su célebre ‘Banda de los Corazones Rotos del Sargento Pimienta’ y acaparando las listas de popularidad con cada álbum que lanzaban) no cedían su lugar a los “jugadores” (los demás músicos de rock). “Lo que fue revelado” es una alusión a los tiempos difíciles que habrían de venir tras la muerte de Buddy Holly como presagio del fin de la era ‘limpia’ de los cincuentas versus la debacle política y social de los sesentas]

 

»Empezamos a cantar:

‘Adiós, adiós, Miss Pay Americano,

conduje mi Chevy hasta la presa pero la presa estaba seca’

Esos buenos chicos estaban bebiendo whisky de centeno

y cantando ‘Este será el día en que muera,

este será el día en que me muera’

 

»Y ahí estábamos todos en un mismo lugar,

una generación perdida en el espacio,

sin tiempo para empezar de nuevo

Así que vamos, Jack, sé ágil, Jack, sé rápido

Jack Flash se sentó en un candelabro, porque

el fuego es el único amigo del diablo.

Y al verlo en el escenario,

mis manos se apretaron en puños rabiosos,

ningún ángel nacido en el infierno

podría romper el hechizo de Satán

Y mientras las llamas subían alto en la noche

para encender el rito del sacrificio

vi a Satán riendo con deleite

el día que la música murió

 

[la “generación perdida en el espacio”, la que consumía ciencia ficción en la serie de televisión “Lost In Space” y posteriormente atestiguó la carrera espacial y el alunizaje del Apollo 11, sufrió una pérdida de identidad con la llegada de los años setentas y el fin de los ideales del ‘Flower Power’; también se le refiere como “generación perdida” por la guerra de Vietnam. “…todos en el mismo lugar” se refiere a los festivales musicales masivos a finales de los sesentas en Woodstock, Monterey, Atlanta… y Altamont. El éxito de los Rolling Stones “Jumpin’ Jack Flash” describe a un personaje maldito y cuasidiabólico, aquí encarnado por su cantante Mick Jagger. Los Stones organizaron un festival gratuito con varias bandas en el circuito de carreras de Altamont, en Tracy, California, y contrataron como agentes de seguridad del evento a miembros del club de motociclistas Hells Angels. La comunidad de los Ángeles del Infierno en Inglaterra había sido conformada recientemente y gozaba de buena reputación por sus eventos de caridad, pero los Stones y sus representantes desconocían las tendencias violentas de los ‘bikers’ de California. Los angelitos abusaron de su posición de superioridad ante el público durante el evento, al que asistieron alrededor de 300,000 personas. Todo terminó abruptamente cuando, mientras los Stones ocupaban el escenario, el Hells Angel Alan Passaro apuñaló mortalmente a Meredith Hunter, un joven de 18 años que portaba una pistola, estaba drogado y supuestamente apuntaba el arma hacia el cantante Jagger. McLean se retrata a sí mismo como un asistente en el concierto, indignado y molesto ante la influencia hedonista y satánica de los Rolling Stones, a la que atribuye la violencia que culminó con “las llamas” que encendieron “el rito del sacrificio”]

 

»Cantábamos:

‘Adiós, adiós, Miss Pay Americano,

conduje mi Chevy hasta la presa pero la presa estaba seca’

Esos buenos chicos estaban bebiendo whisky de centeno

y cantando ‘Este será el día en que muera,

este será el día en que me muera…’

 

»Conocí a una chica que cantaba el blues

y le pedí algunas buenas noticias

pero ella tan solo sonrió y se alejó

Bajé a la tienda sacra donde escuché la música años antes

pero el encargado dijo que la música no sonaría más

Y en las calles los niños gritaron,

los amantes lloraron y los poetas soñaron

pero no se dijo una palabra,

las campanas de la iglesia estaban rotas

Y los tres hombres que más admiro,

el padre, el hijo y el espíritu santo,

tomaron el último tren hacia la costa

el día que la música murió

 

[con las muertes de Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison entre 1969 y 1970 la ‘santidad’ del rock and roll se había ido una vez más, igual que cuando el avionazo de 1959. Por supuesto que la “chica que cantaba el blues” (Janis) no podía dar buenas noticias, pues “la música no sonaría más”. Eran también los años más violentos de las revueltas estudiantiles, y el ambiente en general era confuso e incierto. Los versos “no se dijo una palabra / las campanas de la iglesia estaban rotas” aluden a la crisis de la fe y a la pérdida de los valores. En esta retórica en que McLean equipara al rock and roll con la fe espiritual, la ‘santa trinidad’ de Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper (vaya usted a saber quién es el padre, quién el hijo y quién el espíritu) hizo su último viaje “hacia la costa” el día en que la música murió; en este caso se trata de la costa oeste, y en el imaginario inglés “ir hacia el oeste” es sinónimo de morir).

 

»E iban cantando:

‘Adiós, adiós, Miss Pay Americano,

conduje mi Chevy hasta la presa pero la presa estaba seca’

Y esos buenos chicos estaban bebiendo whisky de centeno

y cantando ‘Este será el día en que muera,

este será el día en que me muera’«

 

Entre los versos del manuscrito original de “American Pie” que se subastó en el 2015 apareció un octeto que McLean descartó en la versión grabada. Pero es comprensible que haya eliminado esos versos, de haber sido incluidos se habría perdido el dramático efecto final de la canción, la sensación de pérdida causada por la muerte de la música.

 

[Verso eliminado]

»Y ahí estaba yo solo y asustado,

caí de rodillas y ahí recé

y le prometí todo lo que podía dar

si tan solo hiciera vivir a la música

Y prometió que viviría una vez más

pero esta vez uno sería igual a cuatro

y en cinco años cuatro habían venido a lamentarse

y la música renació«

 

Estos versos descartados recuperan la esperanza en la resurrección de la música: el protagonista McLean suplicó ante el ser supremo del rock and roll y obtuvo respuesta positiva a sus plegarias, “pero esta vez uno sería igual a cuatro”: Elvis Presley sería sustituido como la imagen del rock por un cuarteto, los Beatles, que hicieron su primera aparición en los Estados Unidos el 9 de febrero de 1964, justo cinco años y seis días después del día que la música murió.

 

* Comentarios, sugerencias, dudas o desavenencias acerca de “Esqueletos en el Closet” son atendidos al correo electrónico villalobos7@gmail.com.

Mostrar más
Botón volver arriba