LO QUE NO SOMOS TODOS LOS DÍAS

 

David Roberto Bárcena Ríos; un soldado de levita, de esos de caballería

Por Mario Alfredo González Rojas

 

Precisamente en el 2017, uno de estos días, previos a la celebración del Día del Ejército Mexicano, traté de comunicarme con mi amigo el general y olímpico David Roberto Bárcena Ríos, con el objetivo de saludarlo. Tenía varios días enfermo y quise saber de su estado de evolución, así es que le marqué a su celular. La verdad, no sabía si todavía se encontraba hospitalizado en Ciudad de México.

Levantó el teléfono una dama que me dijo ser su esposa, comunicándome que su señor seguía internado. Tenía ya tiempo enfermo. Una mañana le había hablado y me llevé la sorpresa de que estaba en el hospital, según me dijo y que el problema era serio. Si mal no recuerdo era un problema del colon. David vivía en Delicias, aunque era originario de Celaya, Guanajuato. Lo conocí en el 2012, cuando acudí a entrevistarlo para el libro Olímpicos Chihuahuenses, y a partir de ahí nos comunicábamos de vez en cuando, incluso se quedó pendiente una comida a la que me invitó para cualquier ocasión.

Pues sucede que Bárcenas participó en cinco Juegos Olímpicos, en la disciplina de equitación; estuvo en Tokio 64, México 68, Munich 72, Montreal 76 y Moscú 80. Era subteniente de caballería cuando arribó a la ciudad de Chihuahua, y ya traía puesta la mirada en asistir a los Juegos de Tokio. No cumplía aún los 23 años de edad, cuando vistió el uniforme de México en el país nipón.

Como es sabido, el 19 de febrero es el Día del Ejército. Él falleció el 22 de febrero de 2017. Después se le hizo un homenaje aquí en la ciudad de Chihuahua, a los pocos días de fallecido. Este señor se sentía chihuahuense, ya que desde muchacho por necesidades del servicio, fue enviado a trabajar a la Quinta Zona Militar y aquí empezó a despegar en las prácticas del deporte. Años más tarde sería comandante de la Quinta Zona Militar.

En la GUAY nadaba diariamente, aún a pesar del cierre por el horario, de las instalaciones, habiendo sido apoyado por el responsable de cerrar la alberca para permanecer más tiempo, debido a su pasión por el agua y de que por su trabajo no podía llegar más temprano. Tanta era su inclinación al deporte.

Por ese tesón para hacer deporte, pudo participar en cinco Juegos Olímpicos, siendo en el último de ellos que ganó la medalla de bronce en 1980 en Moscú. Es uno de los dos atletas mexicanos que han estado en cinco competencias de esta naturaleza; el otro es Mario Tovar González, quien lo hizo en lucha olímpica. Su lucha empezó cuando contaba con ocho años.

Entonces intervino en una competencia de 50 metros libres, en su natal Celaya, en la modesta alberca de la escuela primaria donde cursaba el segundo año, sin buenos resultados, siendo superado fácilmente por los demás nadadores. Pero soñó con subirse un día al podio de vencedores, y así lo hizo, llegando orgulloso a su casa a regalarle a su mamá, el premio, como fruto de un esfuerzo de meses en que tuvo que entrenar a la seis de la mañana y a la una de la tarde, y las clases eran en turno discontinuo.

Tenía años en el retiro viviendo muy feliz en ciudad Delicias, en donde era muy conocido. Como general de División dejó la milicia.

La última parte de su breve biografía dice al pie de la letra, lo que él me dijo que incluyera en el libro, después de haber visto a vuelo de pájaro varios archivos muy bien ordenados que nos trajo su secretario particular, el señor Piñón. Me percaté por su mirada y por el tono de su voz, que admiraba ampliamente su carrera de militar, lo que me hizo pensar en las verdaderas vocaciones, que se hacen una pasión de vida. Es como decir para eso yo he nacido, y a eso voy a dedicar mi vida. Así se le encuentra sabor a la existencia.

Casi en plan declamatorio, el general en el retiro me dictó:

“SOY SOLDADO POR CONVICCIÓN.

FIGURA POR OBLIGACIÓN.

EL ESPÍRITU DE LA CABALLERÍA ES INMORTAL.

SOY SOLDADO DE CABALLERIA Y AUNQUE ME ENCUENTRO RETIRADO DEL ACTIVO, SIGO SIENDO SOLDADO Y MORIRÉ AMANDO MI PROFESIÓN.

SOY SOLDADO DE LEVITA, DE ESOS DE CABALLERÍA.

AGRADEZCO INFINITAMENTE TODOS LOS APOYOS DE QUE FUI OBJETO POR PARTE DE LA SECRETARÍA DE LA DEFENSA NACIONAL; SIN ESTOS APOYOS QUE ME BRINDARON, NO HUBIERA SIDO POSIBLE MI PARTICIPACIÓN DEPORTIVA.

Tuve la idea de recordar al general y olímpico, a propósito del año cuatro de su partida. Yo siento, que le hubiera gustado morir tres días antes, para coincidir con su vocación: el Día del Ejército Mexicano.

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