POR LOS RINCONES DE LA HISTORIA

El 22 de febrero de 1913, fue asesinado Francisco I. Madero

La primera etapa de la Revolución Mexicana propiamente llegó a su punto final, con la muerte de Francisco I. Madero, acaecida el 22 de febrero de 1913. Victoriano Huerta se encargó de ordenar el asesinato de Madero, junto con el vicepresidente José María Pino Suárez, después de ser apresados ambos el 18 del mismo mes.
Al triunfo de Madero sobre las fuerzas de Porfirio Díaz, se firmaron los Tratados de Ciudad Juárez, en mayo de 1911. El diez de mayo se obtuvo la victoria en Ciudad Juárez, por lo que se pasaron a formalizar los acuerdos, en los que se establecía que Porfirio Díaz renunciaría al cargo de Presidente de la república, quedando como interino Francisco León de la Barra, en tanto se convocaba a elecciones.
Con la llegada al poder de Madero, empezaron las exigencias de los jefes revolucionarios porque se diera cumplimiento a las promesas de la Revolución, entre ellas una de gran importancia, como lo era la repartición de la tierra. Al no llevarse a cabo dicha distribución, Emiliano Zapata lanzó el Plan de Ayala, mismo que desconocía a Madero y llamaba a los mexicanos a tomar las armas; se sumó al movimiento, otro de los revolucionarios, Pascual Orozco.
El 9 de febrero los generales Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz, encabezaron una revuelta para derrocar a Madero. Entonces Lauro Villar, que era el comandante militar fue herido, por lo que Madero nombró en su sustitución a Victoriano Huerta, antiguo porfirista. Con la complicidad del gobierno de Estados Unidos, que estaba inconforme con la política de Madero sobre los ferrocarriles y el petróleo, se tramó el crimen contra Madero, contándose con la intervención del embajador norteamericano Henry Lane Wilson.
El 18 de febrero fueron hechos prisioneros Madero y Pino Suárez, cometiéndose el asesinato el día 22 por la noche, en la parte posterior de la cárcel de Lecumberri.

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