DERECHO Y POLÍTICA

Sigue siendo México el peor lugar del mundo para vivir una pandemia

Este domingo 28 de febrero, se cumplió un año después de la llegada del primer caso de Covid a México, fue conocido como “paciente cero” y acababa de regresar de Italia. Ahí comenzó uno de los primeros focos rojos que más tarde se convertiría en la pandemia de coronavirus.
En los últimos 12 meses, se han contagiado de la enfermedad más de dos millones de mexicanos y, han fallecido a causa de ésta 187 mil 187 personas, cifras que colocan a nuestro país como el peor lugar para vivir, según el Ranking de Bloomberg, que mide la presencia del SARS-Cov-2 en diversas partes del mundo.
La esperanza para superar la emergencia sanitaria sigue siendo la llegada de las vacunas, sin embargo, la aplicación de estas está siendo rezagada respecto de otros países y, el escenario para que la Iniciativa Privada pueda adquirir dosis se torna complicado e inmerso en un proceso electoral.
Desde mi punto de vista, una de las fallas de esta administración ha sido la comunicación, pues creo que ha sido fallida y en no pocas ocasiones improvisada a través de las conferencias mañaneras encabezadas por Andrés Manuel López Obrador y, en las tardes, remata el epidemiólogo Hugo López-Gatell.
No hemos escuchado a nuestras autoridades hablar con la verdad a los mexicanos, por el contrario, son otros líderes mundiales los que han salido a decir lo que significa el coronavirus, incluso, han expresado que nunca más podremos regresar a lo que conocemos como normalidad.
Con respecto al semáforo epidemiológico, en un principio funcionó para regular la movilidad en los espacios públicos, pero se volvió confuso cuando las autoridades estatales comenzaron a manejarlo de acuerdo a la ocupación hospitalaria de cada entidad, pues no hay que olvidar que en Chihuahua tuvimos hasta un amarillo mostaza, según la tabla de Pantone.
Otra problemática que coloca a México en el peor lugar para vivir en pandemia es la misma sociedad, pues entre la cultura de no obedecer, no utilizar las mínimas medidas de higiene y el hartazgo del encierro, logramos incrementar el número de casos activos y muertes al ignorar los riesgos de cada uno de los colores.
Esta enfermedad ha resultado muy severa y deja secuelas importantes para el organismo, de ese tamaño es la responsabilidad de la autoridad para dar celeridad a las vacunas, pues de aquí al 2022, el panorama será aterrador.
Que mi expresión te haga pensar.

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