SE TIENE QUE DECIR

La valla que no detuvo el hedor a miedo
Por Cacho

Lo que nunca se había visto en este país, está sucediendo con el presidente que la mayoría de los mexicanos eligieron para gobernar hasta el año 2024. “No somos iguales” dice reiterativamente y en verdad, tiene razón, son peores que los que hemos tenido al frente de esta nación y eso, ya es decir mucho.
El presidente Andrés Manuel López Obrador es un pendenciero y como tal, actúa. También es un actor político, que no es estadista, pues no gobierna, nada soluciona, lleva más de dos años diciendo que todos los males del país han sido provocados por los neoliberales, los fifís, sus adversarios y sabe cuántos motes más ha lanzado.
Como un niño mimado, chillón y permítaseme la expresión, zacatón.
Tiene miedo y es un miedo muy grande, tiene pavor de verse exhibido como en realidad es: pendenciero, marrullero, mentiroso y traidor. Teme que sus seguidores, esos a los que reclama lealtad ciega, abran los ojos y lo vean tal cual es.
Si hacemos una analogía, es un gerente inútil, que cuida los centavos y tira los pesos, el presupuesto federal no arroja progreso, ni bienestar, mucho menos estabilidad económica. Si de verdad trabajara (en una empresa) ya lo habrían despedido, por inútil para la responsabilidad y la tarea encomendada.
Millones de empleos se han perdido, miles de niños y mujeres que padecen cáncer y que, en las administraciones pasadas, “de ladrones neoliberales”, contaban puntualmente con su tratamiento, ya no lo tienen asegurado.
Muchos han fallecido, pero lo han ocultado aviesamente, pues ya no se tiene un registro confiable de personas enfermas, de las que reciben atención adecuada, y las que no tienen esa suerte, pues a veces tienen su tratamiento y otras no.
Tampoco hay un censo fiable de quienes han fallecido por esa indolencia y me atrevo a señalar, negligencia de quienes tienen la obligación de administrar los tratamientos contra el cáncer infantil y el de mama, que en administraciones anteriores eran gratuitos y se aplicaban a quien lo necesitara, sólo por el hecho de ser mexicanos.
En efecto “no son iguales” … son lo peor que este bello país puede padecer.
No saben el significado de servicio público. Más bien “se sirven del público”.
También el presidente López tiene un enfermizo miedo a la realidad, tan es así, que la distorsiona a base de mentiras o de crear un falso panorama, uno que nadie puede refutarle, pues se siente rodeado de un halo de pureza que es a prueba de todo, desafortunadamente para él, la realidad no coopera.
Tarde o temprano el telón que enceguece a sus seguidores que fielmente lo defienden y lo justifican, por lo que se verán obligados a enfrentar la realidad que hoy en día se niegan a ver.
Que López Obrador es un mentiroso y los está traicionando.
Así traiciona los ideales que dice abrazar y defender, vive en un Palacio, porque la residencia oficial de Los Pinos “era muy ostentosa”, habrá que buscar el significado de palacio y residencia en un diccionario y hacerle ver cuál es la diferencia y, sobre todo, qué inmueble es más fastuoso.
Luego, miente y distorsiona la realidad, al cabo nadie le cuestiona en sus mañaneras y quien sí lo hace, no es tomado en cuenta, nunca responde cabalmente los cuestionamientos claros y serios de algunos periodistas que se niegan a ser los paleros de un programa propagandístico, que no de información.
Lo más reciente es el discurso sobre la tercermundista fortificación de Palacio Nacional ante lo que López dijo era para proteger a las mujeres que se manifestarían el 8 de marzo en el que se conmemora el Día Internacional de la Mujer.
Pues sí, las pasiones se desbordan y se dan actos de vandalismo, que, dicho sea de paso, no deberían suceder, sin embargo, no es la primera vez que eso pasa.
Mostrando su negación de la realidad y distorsionando la verdad, López Obrador afirma que las mujeres “están infiltradas por la derecha que quiere atacar a su gobierno”. Miente cobardemente, hace ya varios años que las manifestaciones en la Ciudad de México, desde que era el Distrito Federal, son violentas.
Y que ese muro de acero levantado para proteger a las manifestantes, cumplió con cometido, pese a que reportaron al menos, 81 lesionadas por el enfrentamiento con la Policía Militar que resguardaba el palacio. ¿De esa policía era de quien protegía la valla a las mujeres en marcha?
Se atreve el presidente incluso a mentir descaradamente pues “tenía información de que se planeaba incendiar la puerta del recinto”. Si la tenía, pues lo más probable es que supiera quién pretendía hacerlo y si se tenía esa información, pues ¿por qué no hubo detenciones?
Hubiera salido más barato aprehender a los posibles vándalos que mandar poner una valla frente a Palacio.
Pero habrá que recordarle, pues le falla mucho la memoria, cuando López era Jefe de Gobierno, había manifestaciones violentas, destrozaban y saqueaban negocios al paso de los que protestaban, ¿por qué en ese entonces no mandaba colocar vallas para proteger a esos inocentes manifestantes y que no fueran a dañar sus martillos, piedras y ladrillos con los cristales de comercios y todo tipo de establecimientos frente a los cuales pasaban?
El sentido común dicta que detrás de esa mentira de proteger a las manifestantes se esconde un miedo descomunal a la verdad, a la realidad, López es un gobernante que no gobierna, no es siquiera capaz de escuchar los reclamos justos de las mujeres que ya no quieren, y con justa razón, pues están cansadas hasta el hartazgo, de ser víctimas de maltrato, discriminación y lo peor, de asesinato.
Es un gran miedo a reconocer que la silla presidencial le quedó grande, que no sirve para gobernar, sólo para cumplir sus caprichos y utilizar el poder para vengarse de quienes considera sus enemigos, el ejemplo claro es el continuo ataque a medios de comunicación independientes que retratan la realidad de lo que sucede en el país.
Son acallados, vituperados y censurados brutalmente… por el miedo a que difundan la realidad.
Lo peor para López es que la verdad no se puede ocultar, tarde o temprano emerge y por supuesto, emite su juicio, certero e inapelable. La historia juzgará al presidente mentiroso y traidor y lo colocará en el lugar que le corresponde, lo malo es que eso va a tardar…
Lo que sí está vigente, es el olor a miedo, de ya saben quién.
Pues, se tenía que decir… y se dijo.

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