LO QUE NO SOMOS TODOS LOS DÍAS

 

Ignacio Comonfort, antes que atropellar la Constitución de 1857, tuvo que renunciar a la Presidencia

Por Mario Alfredo González Rojas

 

El 17 de diciembre de 1857 estalló en la Ciudad de México el pronunciamiento conservador conocido como el Plan de Tacubaya, encabezado por Félix Zuloaga. ¿Qué es lo que quería este movimiento? Se proponía una cosa monstruosa, tanto como derogar la Constitución apenas promulgada el 5 de febrero de ese año, mediante el procedimiento de otorgar facultades extraordinarias al presidente de la República Ignacio Comonfort.

Hace días recordamos la Batalla del 5 de Mayo de 1862, una de las más grandes epopeyas que guarda con letras de oro la historia de nuestros antepasados, que sigue siendo la historia de todos nosotros los mexicanos. Y el 5 de mayo de 1862 tiene mucho que ver con el Plan de Tacubaya, por cuanto se relaciona con la lucha de los liberales contra los conservadores, por la razón de que estos encontraron alentadora la intervención francesa en México, para recobrar sus privilegios perdidos con la nueva Constitución.

Como producto del estado de pobreza en que se hallaba el gobierno mexicano, derivado de las constantes guerras sufridas en el país, una de ellas la de los Tres años a que convocó el Plan de Tacubaya, tuvo lugar la reclamación del gobierno francés por la falta de pago de la deuda de México.

El 17 de julio de 1861 no le quedó otro remedio al presidente Benito Juárez, que promulgar en el Palacio Nacional la Ley de Suspensión de Pagos. Esta declaración era un aviso, de que se suspendía por dos años el pago de la deuda que se tenía con Francia, España e Inglaterra.

En este antecedente, venía “como anillo al dedo” a los conservadores el propósito de Francia de persistir en su intención de volver a invadir México, después de la derrota sufrida en Puebla. En 1863 regresaron nuevamente los franceses y tomaron la Ciudad de México el 10 de junio, abriendo así las puertas a la Intervención Francesa, que coronó sus ambiciones con la imposición de Maximiliano de Habsburgo en 1864, como emperador de México.

Volviendo al Plan de Tacubaya, se presentó como una protesta por la Constitución de 1857, la que venía a afectar los intereses del grupo conservador, así como del clero católico. El presidente Ignacio Comonfort tomó entonces presionado por las circunstancias, la determinación de renunciar a la Presidencia, incapaz de sostener la Carta Magna.

Comonfort, un liberal moderado, mejor optó por dejar el cargo, con el levantamiento del Plan de Tacubaya, siendo sustituido por el presidente de la Suprema Corte, Benito Juárez.

Eran muchas las presiones de los grupos afectados que hacían la vida pesada a Comonfort, incluso se dice que su propia madre le recriminaba estar al frente de un gobierno que atentaba contra las creencias católicas de la familia.

Se vivieron días de grandes decisiones, en las que estaba en juego la conformación de otro México y en esa circunstancia se desató una guerra fratricida, después de que fue imposible arreglar los conflictos en forma pacífica.

Entonces Comonfort, luego de querer conciliar las diferencias entre conservadores y liberales, trató de pasarse al primero de los grupos; no obstante, finalmente fue desestimada su intervención y quedó al margen de ambos bandos.

Entre los principales artículos de los 128 de que constaba la Constitución, resaltaban los relativos a la libertad de enseñanza; y aunque con ciertas limitaciones la libertad de expresión, de imprenta y de asociación; la división de poderes tripartita: la supresión de tribunales especiales, evadiendo los acostumbrados derechos de los militares y religiosos; etc. Se había cimbrado el poder que venía desde los tiempos del virreinato.

No había podido el poder del presidente de la República, atropellar la Constitución a la que protestó respetar y hacer respetar. El grupo liberal estaba de por medio para hacer valer las leyes, y en esa eventualidad, asumió el poder el presidente de la Suprema Corte de Justicia, que era don Benito Juárez.

México era un país de leyes y si estas no se respetaban, para eso prevalecía la “fuerza de la ley”. Se fue a una guerra que duró tres años, la que llegó a su fin el 22 de diciembre de 1860, con el triunfo de los liberales en la Batalla de Calpulalpan, en que Jesús González Ortega, derrotó a las fuerzas de Miguel Miramón.

Precisamente la Constitución de 1857, contaba entre sus principales postulados la división de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial, y la intromisión entre los mismos era inadmisible, como aconteció finalmente cuando tuvo que renunciar Ignacio Comonfort.

Montesquieu decía que “todo hombre que tiene poder se inclina por abusar del mismo, hasta que encuentra límites… Para que no se pueda abusar de esto, hace falta que el poder detenga al poder”.

Por eso los pesos y contrapesos que deben prevalecer en toda democracia. Costó mucha sangre hacer respetar la Constitución, pero al fin se logró la victoria.

Mostrar más
Botón volver arriba