CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD

“Algo peor que un mal gobierno, es un ciudadano que lo defienda” (Anónimo)
Por FerMan

La jornada electoral del pasado 6 de junio fue muy aleccionadora, al menos para mi persona, pues me tocó participar como funcionario de casilla. La verdad fue una experiencia muy enriquecedora, por lo que me permito compartirla con todos ustedes. De entrada, algunas semanas antes nos convocaron para un simulacro, acudimos la mitad de quienes habíamos sido seleccionados para estar en la casilla. Sin embargo, posteriormente el Instituto Nacional Electoral y el Instituto Estatal Electoral realizaron un segundo simulacro, donde supuse irían los ciudadanos elegidos que no acudieron al primer simulacro.
En dicho contexto, acudí el domingo 6 de junio, poco antes de las 7:30 am, al lugar que me señalaron estaría mi casilla. Cual fue mi sorpresa que sólo un funcionario más había llegado, así como lo lee, únicamente estábamos de funcionarios dos, de los seis titulares y tres suplentes que deberían estar ahí. En fin, en vista de que solo éramos dos funcionarios, ambos nos pusimos a armar la mesa para votar, las urnas y lo que podíamos, pues afuera ya estaba una gran fila de personas que querían emitir su voto a primera hora, sin contar también con los representantes de partidos que estaban desde primera hora en dicho lugar, quienes también estaban presionando para que dieran inicio las votaciones.
Por desgracia, por ciudadanos irresponsables no se pudo abrir la casilla en tiempo y forma, como lo marca la ley electoral. Cuando recibí la capacitación como presidente de casilla, recordé que me habían mencionado que el presidente de casilla solo iba a supervisar lo que hicieran el primer y segundo secretario, así como el primer, segundo y tercer escrutador, lo cual por supuesto se escuchaba muy bonito. Pues bien, realmente no supervisé dichas funciones, sino que tuve que realizarlas todas, la hice de presidente, de secretario y de escrutador.
A Dios gracias, por la capacitación que previamente había recibido, sabía cuáles eran las actividades a realizar. Pero ya se llegaba la hora de abrir y el personal del INE y del IEE que tenían que acompañarnos tampoco llegaban, la espera, la presión de la gente y de los representantes de partidos no se hicieron esperar, todo parecía que se estaba saliendo de control. No obstante, como en la capacitación que recibimos nos señalaron que en caso de que no se presentara un funcionario, lo cual era casi improbable, se recorrían los que si asistían y luego, uno de los tres suplentes, cubría el puesto faltante. Y que en caso, de que no acudieran ni un funcionario o los tres suplentes, lo cual era “imposible que sucediera”, entonces se solicitaría algún voluntario de la fila de ciudadanos que iban a emitir su voto y que quisiera ocupar el lugar del funcionario faltante. En fin, se podía prever dicho escenario, pero solo con “un funcionario faltante”, más nunca se me dijo que podían faltar casi la totalidad de los funcionarios de la casilla incluyendo, asimismo, los tres suplentes.
Fue entonces que, al dar las 8:15 de la mañana, como lo señalaba el manual que amablemente nos habían proporcionado el personal del INE en la capacitación, para que, en caso de no estar los seis funcionarios listos para iniciar las votaciones, se debía solicitar el apoyo de los ciudadanos que estaban formados; por lo que de inmediato tuve que salir a explicarles a los ciudadanos que se encontraban formados que nos faltaban “cuatro” funcionarios que no podíamos dar inicio a las votaciones si no estábamos completos, solicitándoles algunos voluntarios que cubrieran dichas ausencias y por supuesto, nadie, absolutamente nadie dijo yo.
Por lo que las cosas se complicaban, y en ese contexto estábamos cuando, pasaron otros treinta minutos tratando de convencer a los ciudadanos que muchos, por cierto, ya estaban muy enfadados porque no iniciábamos puntuales. Entonces fue que les comenté que nosotros también éramos ciudadanos como ellos, y que también deseábamos una jornada electoral pacífica, ordenada, ágil y confiable, pero que necesitábamos de la colaboración de mas ciudadanos, pues precisamente, para que sucediera lo antes referido, tendría que haber ciudadanos comprometidos con la democracia, de lo contrario, nuestras quejas no servían de mucho.
Y fue entonces que sucedió el milagro, cuatro manos se levantaron y dijeron, está bien, yo le entro, dejaré mis pendientes del día para que esta jornada electoral siga avanzando. Y habiendo pasado casi una hora, desde que se debió abrir la casilla, ya con todos los funcionarios, se dio inicio a las votaciones. Claro, los ciudadanos que aceptaron cubrir los puestos vacantes, no tenían ni idea de que iban a realizar, pero se les dio una capacitación integral y veloz, pues las circunstancia no permitían realizarlo de otra manera, esto ya con el apoyo del personal del INE y del IEE que momentos antes habían llegado.
Desde aquí, mi reconocimiento y respeto a estos ciudadanos y a todos aquellos que, sin haber sido seleccionados previamente, participaron como funcionarios de casilla, porque desafortunadamente, se que no sólo en esa casilla sucedió dicho incidente, sino en varias. Después de esto, la jornada electoral siguió su curso normal, con electores constantes, hasta las 6 pm que se realizó el cierre de la casilla y una vez cerrada, se inició con el escrutinio y conteo de los votos, y ya lo demás es historia.
Lo anterior me dejó una gran lección, y es que, la democracia no es fácil, tiene sus bemoles, altos y bajos; sin embargo, así como hay ciudadanos irresponsables, también los hay comprometidos con la vida democrática de nuestro país y es por ello que, pese lo que pese, no debemos permitir que nuestra democracia se convierta en dictadura, porque ciertamente, a muchos ciudadanos no les gusta participar en cuestiones públicas o de elecciones, pero créanlo, menos les va a gustar someterse a un sistema autoritario, donde se les va a obligar hacer lo que el sistema quiera, donde el dictador determine que ciudadanos son de primera y cuales de segunda.
Concluyo el presente escrito señalando que sí, la democracia es difícil de mantener, es costosa, pero más difícil de soportar lo será una dictadura, como prueba veamos lo que está sucediendo en el país hermano de Venezuela, donde lo han abandonado millones de venezolanos por las condiciones denigrantes en que viven por el sistema dictatorial que mantiene Maduro y sus compinches. A Dios gracias, en México todavía hay gente que defiende la democracia, la libertad, los principios y valores que nos dieron patria.
“Fiat Justitiae, Péreat Mundus”.

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