SE TIENE QUE DECIR

 

Los Machetes, respuesta a los “abrazos, no balazos”

Por Cacho

 

Cansados de soportar abusos y asesinatos, surgió en Pantelhó, Chiapas, un grupo de autodefensas autodenominado “Los Machetes”, que está conformado por al menos dos centenares de elementos armados con fusiles de asalto y algunos con  machetes. Recibieron el apoyo de miles de indígenas quienes expresaron su deseo de “vivir en paz y libertad”.

Esta fuerza fue presentada el sábado anterior en una asamblea; el domingo, miles de indígenas tzotziles y tzeltales de Pantelhó se congregaron para mostrar su apoyo al nuevo grupo de civiles armados.

El surgimiento de este grupo se da luego que el municipio se ha visto afectado por una ola de asesinatos de los sicarios del grupo armado “Los Herrera”, que según los indígenas, está ligado al ayuntamiento.

Uno de los representantes de la comunidad aseguró que no se trata de un acto político, sino que es una acción por la defensa de la vida y anunció que esta organización armada es respaldada por las 83 comunidades y habitantes de la cabecera municipal.

Una mujer, que se erigió en portavoz de los comuneros dio a conocer que desde hace dos décadas el “narco ayuntamiento” de Pantelhó ha asesinado a los tzotziles y fue la inseguridad en la que viven la que los hizo levantarse en armas en “contra de los sicarios”.

Parece que los abrazos no funcionaron para las comunidades de este municipio chiapaneco.

Pero los balazos ya los hartaron.

De recibirlos, obviamente.

Esto denota el hartazgo, al menos entre los tzotziles y tzeltales de Pantelhó, ante la nula acción del Gobierno Federal en contra del crimen organizado, cuyos integrantes, recordando las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador, expresadas ante miembros de la Guardia Nacional “también son personas y merecen respeto”.

Un respeto que ellos, lo malhechores, no brindan en reciprocidad.

Después de dos años y medio de gestión del actual gobernante, la violencia ejercida por los grupos armados del narcotráfico está desbordada, ante la nula represión, legítima, que debería ser ejercida por el Estado. No hay quien pare los homicidios dolosos en este país.

Aunque el gobernante tenga “otros datos”.

Onanismo mental.

El problema es que no se ha hecho algo que verdaderamente frene la violencia ejercida por el narco en el país. En realidad, nada se ha hecho.

Para colmo, el ente que preside esta nación dijo con respecto a la creación de “Los Machetes”:

“Eso no debe de aceptarse. Nosotros no estamos de acuerdo con eso, porque el Estado tiene la obligación de garantizar la paz y la tranquilidad, no se puede hacer justicia por propia mano, nadie puede hacer eso, eso es ilegal y eso no debe aceptarse. Nadie debe de armarse para aceptar una supuesta situación de inseguridad”.

“Dos cosas: o es una cuestión politiquera de dominio caciquil en una región, lucha de facciones de grupos políticos caciquiles, sin ideales, principios, propósitos de ayudar al pueblo o delincuencia; hay que ver de dónde obtienen las armas, de dónde sacaron esas armas, en cualquier caso. Y nos declaramos autodefensas y a cometer ilícitos, eso no”, dijo López.

Inmediatamente descalificó a los indígenas que se organizaron para defenderse.

Debería igual, hacerlo con los grupos criminales.

A esos no los ataca en sus mañaneras como a los periodistas críticos.

No hay un “quien es quien” los matones de la semana.

Nadie se responsabiliza por el alto índice de homicidios dolosos en el país y las autoridades encargadas de combatirlos, optan por dejar actuar a los criminales como les venga en gana.

Además de estrategia contra el crimen, faltan pantalones para actuar en bien de la sociedad mexicana, que tiene derecho a vivir en paz.

Hay que exigir entonces a López que valide su dicho a los indígenas chiapanecos y que en verdad, como lo dijo, se cumpla lo de “el Estado tiene la obligación de garantizar la paz y la tranquilidad”.

Hasta ahora no ha podido hacerlo.

O no ha querido.

Pues, se tenía que decir… y se dijo.

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