EL ORÁCULO DE APOLO

EL Islam y los Talibán
Por Enrique Pallares R.

 

En esta ocasión hablaremos un poco sobre el Islam a fin de contextualizar algunos de los acontecimientos contemporáneos, como la llegada de los talibán al poder de Afganistán.
El Islam es la religión que nació de las enseñanzas de Mahoma. Este profeta enseñó que el hombre debe someterse completamente a la voluntad de Dios. Por eso Islam significa “someterse” y sus devotos, los musulmanes son aquellos que se someten.
De acuerdo a los datos históricos, el profeta Mahoma vivió del 570 al 632 y tanto su abuelo como su tío le proporcionaron una educación y un oficio comercial. Sin embargo, tuvo la suerte de casarse con una rica viuda, lo cual le permitió tener tiempo para dedicarse a meditar.
Gracias a las caravanas comerciales, Mahoma entró en contacto con las religiones monoteístas del judaísmo y el cristianismo. Mahoma padecía de ataques epilépticos, como Pablo de Tarso. Y según la tradición islámica, se le apareció el arcángel Gabriel el cual le comunicó la existencia de un solo Dios (Alá) y que él, Mahoma, sería su verdadero y último profeta. La misión que le encomendó el arcángel, sería llevar la palabra de Dios a los infieles.
El libro sagrado del Islam es el Corán (que literalmente significa “la recitación”) y según el relato islámico, fue dictado por Alá a Mahoma a través del arcángel Gabriel.
Cuando muere Mahoma, empezaron las intrigas para su sucesión. Los de su círculo íntimo eligieron a Abu Bakr quien era el padre de la esposa favorita del profeta quien la esposó teniendo ella seis años. Este hombre fundó la secta sunní (de sunna, tradición). Pero, no fue reconocido por todos. La otra secta que se formó fue la de los shiíes, (una abreviación de Shiatu Ali que significa “partidarios de Ali”) quienes consideraron que el único sucesor legítimo debería de haber sido su yerno y primo Alí. Y aquí empieza la gran separación dentro de los musulmanes hasta nuestros días.
Tras la muerte de su profeta, en el año 632, la religión que fundó en La Meca se extendió a una asombrosa velocidad por todo el cercano Oriente. Las tribus beduinas que vivían desperdigadas por toda la Península Arábiga abrazaron muy pronto el credo de Mahoma. A pesar de su rápida expansión, el Islam mostró en sus inicios cierta tolerancia hacia los judíos y cristianos, pues los reconocían como “gentes del libro”. Sin embargo, siempre impulsó a sus seguidores a buscar el control político del mundo.
Los árabes se lanzaron a una serie continua de guerras de conquista contra los infieles. Los ejércitos musulmanes plantaron su bandera en los territorios conquistados en la Península Arábiga, Persia, Siria, Armenia, Egipto, Afganistán y el norte de África. En el 638 Jerusalén cayó en manos de los árabes. En el 711 las huestes islámicas atravesaron el estrecho de Gibraltar y conquistaron la Península Ibérica. Siguieron la motivación religiosa que se lee en el Corán:
“!Combatid contra quienes habiendo recibido la Escritura, no creen en Dios ni en el último día, ni prohíben lo que Dios y su enviado, ni practican la religión verdadera, hasta que, humillados y sometidos paguen el tributo!”
Después de haberse extendido por tres continentes y haber mantenido una frágil unidad, a mediados del siglo VIII comenzó a fragmentarse. El mayor de los califatos, el abásida, trasladó su capital a Bagdad mientras que en las provincias ibéricas establecían su propio califato. Pese a todo, durante la Edad Media floreció el universo musulmán. Científicos, poetas y matemáticos convirtieron a Bagdad en una ciudad de fábula llena de romanticismo y conocimiento, que lo hemos visto plasmado en algunas películas.
Para la Europa cristiana, en plena edad oscura, el Islam resultaba más que alarmante. Durante esta época, los estudiosos islámicos estaban más avanzados, en lo que a ciencia se refiere, que sus colegas europeos. Muchos términos científicos y matemáticos que hoy utilizamos se derivan del árabe de este tiempo. Por ejemplo tenemos “álgebra”, “algoritmo”, “alcohol”, “jarabe”, “elixir”, “alambique”, “alquitrán”, “álcali”, “alcalino”, “alcanfor”, y las palabras mismas de “alquimia” y “química”.
Fundaron escuelas de medicina y se convirtieron en los grandes mediadores entre la cultura griega y la oriental traduciendo las principales obras médicas de la antigüedad.
Los musulmanes cumplieron una labor fundamental no sólo de conservación, traducción y recopilación de los conocimientos de los filósofos griegos y el pensamiento científico del momento, sino que asimilaron la astronomía y la medicina técnica, siguiendo las enseñanzas de Mahoma como lo dice el refrán quot: “Quien deja su casa para dedicarse a la ciencia, sigue los caminos de Alá”. Sin embargo, hoy en día el pensamiento árabe vive una época de pleno oscurantismo.
Hablando de los talibán, estos son miembros de un movimiento integrista musulmán surgido de una escuela coránica pakistaní y desarrollado en Afganistán. Resulta curioso que “talibán” significa “estudiante” o “el buscador de conocimiento”. Pero en la jerga popular de su país, también significa “fanático intransigente”.
El líder espiritual y político del régimen afgano de los Talibán, el mullah Mohammad Omar, (1959-2013) ha sido uno de los más enigmáticos dirigentes del escenario internacional desde que en 1994 emergiera del anonimato para encabezar este movimiento sunní ultraintegrista, y que puso sus señas de identidad: el fanatismo religioso, la intransigencia política y patológicas relaciones públicas en las que desprecia las normas de la diplomacia convencional.
Los autores que han investigado el fenómeno recogen un episodio protagonizado por Omar en Singesar en 1994 que puso en marcha la revolución talibán. Según parece, atendiendo las súplicas de los aldeanos para que hiciera justicia por el secuestro y violación de dos jóvenes a manos de la soldadesca instalada en la zona, reunió un pequeño grupo de estudiantes de la madrasa (escuela musulmana de estudios superiores) con el que liberó a las muchachas, mató a los responsables de tal crueldad y colgó el cuerpo del cabecilla del cañón de un tanque.
Estas primeras acciones de justicia sumaria se adoptaron luego con la explicación de que su autor había recibido «una revelación del Profeta» en la que fue incitado a salvar el país del poder despótico de los sátrapas. Bueno, cada quien sus mitos.

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