Esqueletos en el Closet

‘Have mercy’: ZZ Top, esos perfectos desconocidos
Por Jorge Villalobos

 

El miércoles 28 de julio del 2021 se perdió un tercio del alma de ZZ Top: falleció Dusty Hill, bajista y vocalista de ‘esa vieja bandita de Texas’. Sus compañeros Billy Gibbons y Frank Beard dieron la noticia por medio de las redes sociales, informando que su ‘Compadre’ falleció mientras dormía en su casa en Houston, sin revelar una causa específica del deceso. “You will be missed greatly, amigo”.
A principios del mismo mes Hill se había visto obligado a retirarse de uno de los conciertos de la banda para atenderse de una dolencia en la cadera; aparentemente su padecimiento era más grave de lo que se creía. Elwood Francis, técnico que ha acompañado a la banda durante años, cubrió el lugar de Hill durante ese concierto. Más tarde el mismo día 28 Gibbons declaró que, por petición del mismo Dusty, “el show debe continuar”, que hay un cúmulo de trabajo avanzado para el próximo álbum de ZZ Top y que Elwood Francis será su nuevo bajista.
Para hacer justicia poética a la memoria de Dusty, he aquí un fragmento del obituario que escribió Carlos Portolés para ‘La Voz de Galicia’ (‘Lavof degalifia’ y olé): “Dusty Hill parecía de otra época. Barba tupida, ropa de vaquero y gafas opacas. Como un forajido de una peli del oeste, pero con mucho más ritmo […] La historia de Dusty Hill es la de uno que vivió en movimiento […] Un nómada brillante que se solapaba a la perfección con los contornos de decenas de géneros y estilos. Uno que se va tranquilo, como lo hacen todos los que dejan tras de sí un trabajo bien hecho” (“El adiós a Dusty Hill, el salvaje bajista de ZZ Top”, https://www.lavozdegalicia.es/noticia/obituarios/2021/07/29/adios-dusty-hill-salvaje-bajista-zz-top/00031627550147521495845.htm).
Con seguridad, aquellos lectores que ya hayan llegado hasta este párrafo no necesitan el recordatorio, pero nunca está de más un poco de contexto: todos conocen y aman a ZZ Top. Disculpen tan hiperbólica afirmación, pero esta retórica exageración contiene un tanto de verdad. En realidad son un trío de bribones, unos granujas libertinos, transgresores de las buenas costumbres que siempre salen impunes, pero su encanto es inexplicable. Por desgracia o por fortuna, son más recordados por su imagen que por su música. Probablemente la mayoría de los jóvenes de hoy los conocen solamente por el ‘cameo’ que hicieron en la tercera entrega de la serie de películas ‘Back To The Future’ (1990) como los músicos en la cantina del viejo Oeste.
Se ha especulado mucho acerca de la autenticidad de las largas barbas del bajista Dusty Hill y el guitarrista Billy Gibbons, pero es un hecho constatable en cualquier diccionario inglés-español que el apellido del baterista Frank Beard significa “barba”, y el buen Pancho Barba rara vez ha usado barba en público. Pero las barbas no son el único elemento icónico de la banda, también son recordados por sus gafas oscuras y sus sombreros tejanos (léase ‘Stetson hats’), por sus frecuentes referencias a la cultura fronteriza y su afición a la comida mexicana, por las guitarras forradas con zaleas de borrego que hacen girar sobre un eje en los conciertos, por su coordinado bailecito ridículo que terminan señalando con el índice la trayectoria de un automóvil rojo conducido por un trío de modelos rubias en sus videos de difusión masiva en MTV… y por las veladas -y a veces no tan veladas- alusiones sexuales en sus canciones.
¿Ya recordaron bien quiénes son la vieja bandita tejana? Hace cincuenta años que forman parte de la cultura popular -o bueno, sin exagerar, su verdadero éxito masivo mundial ocurrió cuando ya tenían unos diez o quince años de carrera, o sea, hace más de treinta y cinco años-. Echando a volar la imaginación, ahora tras la muerte de Dusty deberían de ser nombrados “patrimonio de la humanidad”, o algo… sí, en el año 2004 fueron ‘inducidos’ en el Salón de la Fama del Rock And Roll (¿y?).
Si alguien se pregunta acerca del origen del nombre de la banda, hay dos versiones. La ‘oficial’ declarada por su fundador Billy Gibbons es que se inspiró en los nombres de los blueseros Z. Z. Hill y B. B. King, pero como la mezcla “Z. Z. King” resultaba demasiado obvia cambió el ‘King’ (rey) por ‘Top’ (cima, cumbre), “el rey está en la cima”. Muy halagador el concepto para rendir tributo a un par de predecesores del estilo musical que habría de seguir ZZ Top. Sin embargo, la versión de la sabiduría callejera le da un origen muy distinto al nombre: Zig-Zag y Top son las marcas más populares de papel para ‘forjar’ cigarrillos (‘rolling paper’, mejor conocido en mi antiguo barrio como ‘naguas’, y ¿a quién se le ocurriría usarlas para hacer cigarros de hoja de tabaco si esos se vendían ya enrollados, y hasta con filtro?).
Volviendo a las referencias a la cultura fronteriza entre Texas y México, esa enigmática mixtura entre lo rural y lo urbano, en la que dar pastura a un caballo es el equivalente de cambiarle el aceite a un automóvil, sin confundirse con lo ‘country’, Texas posee su propio concepto vernáculo, el Tex-Mex (más Tex que Mex) derivado de la interacción fronteriza, y ZZ Top siempre ha homenajeado y conservado esa mística regional. Las leyendas narran que en cada ciudad a donde llegan a tocar lo primero que hacen es pedir que los lleven al mejor restaurante de comida mexicana que haya en el pueblo.
Ahora bien, midamos la popularidad de la música de ZZ Top: ¿Quién puede nombrar y tararear tres de sus canciones? No se me amontonen, atrasito de la raya, por favor… “La Grange”, esa era obligatoria, es una clásica, igual que “Tush”… “Legs”, sí, usted vivió la época de los videos de MTV… ¿Otra? “Gimme All Your Lovin’”, “Sharp Dressed Man”, “Rough Boy”… ya fueron más de tres, aunque son de la misma época, mediados de los años ochentas, de sus álbumes más vendidos, ‘Eliminator’ y ‘Afterburner’, cuando comenzaron a utilizar sintetizadores y hasta saxofones, aunque nunca perdieron su estilo característico ni la acidez de sus letras. Para quienes conocen al ZZ Top por esas canciones se recomienda el álbum ‘Greatest Hits’ (1992), con más de 15 millones de copias legales en circulación en el mundo -más las piratas desde que existió la posibilidad de ‘quemar’ CDs caseros-, que recopila las rolas más notorias de la banda durante los años ochentas, con excepción de las dos primeras mencionadas antes, sus éxitos perennes.
Pero si usted conoció a ZZ Top en los setentas renegará de esa época en la que diversificaron su estilo y coquetearon con el pop y el tecno. Usted sabe que la esencia de ZZ Top está en el blues eléctrico, el bar-room boogie y el funk. Quizás los conoció por medio de la recopilación ‘The Best of ZZ Top’ (1977), que incluye lo más sonado de sus primeros álbumes -‘ZZ Top’s First Album’, ‘Rio Grande Mud’, ‘Tres Hombres’ y ‘Fandango!’, aunque ninguna rola del fallido ‘Tejas’-.
Desafortunadamente, ninguno de estos dos recopilatorios contempla el álbum fundamental de ZZ Top, ‘Degüello’ (1979), pero sí se encuentran en ellos rolas como la clasiquísima “Waitin’ For the Bus”, “Jesus Just Left Chicago”, “Beer Drinkers & Hell Raisers”, “Heard It On The X” o las forzosas “La Grange” y “Tush”.
Otro punto flaco de recuperar el acervo musical de ZZ Top por medio de sus álbumes de “éxitos” es que uno se pierde de aquellas canciones que no llegaron a ser del agrado de quienes seleccionaron el material a incluir en ellos, y esto viene al caso porque entre esas canciones hay verdaderas joyas, como “Chevrolet”, “Apologies To Pearly”, “Master Of Sparks”, “It’s So Hard” (que, toda proporción guardada, a mí me recuerda mucho a los Eagles) o “My Head’s In Mississippi”, “I’m Bad, I’m Nationwide”, “Hi Fi Mama”, y la más grandiosa de toda la carrera del trío tejano, “Cheap Sunglasses” (según yo, y eso que muchos la confunden con “Frankenstein” del Edgar Winter Group).
Hay más ejemplos de canciones que no aparecieron en esas recopilaciones de alcance masivo, algunas porque simplemente no alcanzan el grado de calidad necesario -como “El Diablo”, cuya métrica de versos hablados le sirvió de base a Alex Lora para componer “Niño sin amor”, o “Mescalero” y “Que Lastima” (“Qué lástima”) ambas interpretadas en el más horroroso espanglish que Billy Gibbons pudo cantar -y otras por razones de sentido común, pues muchas de sus letras están plagadas de frases de doble sentido que, si bien no son explícitas, sí se pasan de pícaras, al grado de rayar en lo censurable; por poner unos pocos ejemplos, ahí están “If I Could Only Flag Her Down”, “I Got The Six”, “Burger Man” o “Hi Fi Mama” (otra vez), que apenas requieren un poco de imaginación para entender cuál es el tema subyacente. El colmo de estas canciones ‘amorales’ son “Woke Up With Wood” y “Pearl Necklace” (un rolón, verdad de Dios); resultaría de mal gusto explicar aquí lo que en el slang –caló- inglés significan las expresiones ‘despertar con un leño’ y ‘collar de perlas’.
Lo que nos lleva una vez más a sus dos más grandes éxitos, “Tush” y “La Grange”, que habremos de recordar, con la venia de sus mercedes y en memoria de Dusty Hill, la próxima semana.

* [1 ago. 2021. Foto: WinslowTownson/Invision/AP]. Dirija sus comentarios, sugerencias, dudas o desavenencias acerca de “Esqueletos en el Closet” al correo electrónico villalobos7@gmail.com.

Mostrar más
Botón volver arriba