CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD

“No se puede encontrar la paz, evitando la vida” (Virginia Woolf)
Por FerMan

La semana pasada, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sin realizar un análisis profundo, legalizó el aborto en nuestro país. Me sorprendió la ligereza de los argumentos que presentaron tanto el Ministro ponente como los integrantes del Alto Tribunal Mexicano. Y digo ligereza porque no advertí en ninguno de sus argumentos, que hicieran referencia a conocimientos filosóficos, científicos o médicos para llegar a su determinación, esto es, arribaron a la decisión como lo hacen aquellos funcionarios de sistemas autoritarios o dictatoriales, sólo con consignas, dogmas o lemas indiscutibles.
No podemos soslayar que el tema del aborto es complejo y polémico, y es precisamente por ese motivo que no debe asumirse a la ligera, tal y como lo hicieron los Ministros de la Suprema Corte de Justicia. Porque lo que está en juego es la vida humana, la vida de un ser humano a quien se le va a quitar el derecho a vivir en el momento que decida una mujer o una “persona gestante”, como hicieron referencia los Ministros.
Uno de los argumentos falaces que dieron fue que las mujeres o personas gestantes tiene el derecho humano a decidir sobre su cuerpo, lo que no tengo ninguna objeción al respecto, porque en definitiva, y de conformidad al derecho humano del libre desarrollo de la personalidad, las mujeres o personas gestantes, tienen el derecho de cortarse un brazo, una pierna, raparse, alargarse las orejas o bien hacer con su cuerpo lo que les venga en gana, pero a lo que no tienen derecho es a decidir sobre el cuerpo y la vida de otro ser humano, que si bien, para su existencia temporalmente necesita del cuerpo de la mujer o de la persona gestante, no forma parte del mismo; lo anterior lo dice la ciencia, porque desde el momento de la singamia, ya existe un ser humano distinto a la madre y al padre, esto es, fue formado por ambos, pero es diferente a ellos, tiene su propio código genético, su propio cuerpo y por supuesto su propia alma.
Lo anterior es irrefutable de acuerdo a los conocimientos científicos, más no así los argumentos jurídicos, los cuales, en la gran mayoría son influenciados por ideologías del momento. Ahora bien, la resolución emitida por los Ministros, si bien revestida de una supuesta legalidad, no deja de ser anticientífica, antifilosófica y va en contra de la medicina, sin tomar en cuenta los argumentos religiosos, que de entrada, por supuesto que contradice la concepción religiosa de la vida.
No se puede negar que la vida de un ser humano, inicia desde el momento de la concepción y termina con su muerte. Sin embargo, pareciera que para los Ministros de la SCJN lo anterior no es comprensible, pues en su resolución señalaron que se podía permitir el aborto siempre y cuando se diera en los momentos más cercanos a la gestación, lo que indica que para los togados, no hay vida al darse la singamia, sino después, y ese después pueden ser doce, veinticuatro o treinta semanas posteriores a la concepción.
Ahora bien, si recurrimos a la filosofía, de manera muy general, no podemos pasar por alto que, el aborto es un antivalor que de conformidad a la axiología, representa un desprecio por la vida humana al igual que los homicidios o feminicidios; y es un antivalor, porque es negativo, innecesario y relacionado con lo malo de la conducta humana.
Es por ello que, quienes defienden el aborto, están defendiendo el antivalor del desprecio por la vida humana, que por supuesto no puede, naturalmente, corresponder a un derecho humano, sino todo lo contrario, pues al despreciarse la dignidad de la vida humana, se está despreciando lo más sagrado de los seres humanos, esto es la vida humana, lo que constituye un anti derecho humano, porque va en contra, precisamente del ser humano.
La resolución de los Ministros representa un grave peligro para nuestra sociedad, porque además de arrogarse facultades materialmente legislativas, abren la puerta para que el día de mañana, adopten ideologías más perniciosas para el ser humano, como las asumidas por los sistemas autoritarios de violaciones graves a verdaderos derechos humanos, como ya ha sucedido en otros países, donde se han privado de la vida a colectivos por pertenecer a doctrinas contrarias o tener condiciones humanas diferentes a sus intereses.
Qué lamentable que nuestros Órganos Jurisdiccionales estén integrados por personas que desprecian la dignidad de la vida humana, por personas que defienden y promueven los antivalores, por personas que, por congraciarse con ideologías modernas, permiten mediante sus resoluciones jurídicas, el asesinato de miles de inocentes. La historia los juzgará en su verdadera dimensión.
“Fiat Justitiae, Péreat Mundus”.

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