CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD

“El poder conseguido por medios culpables, nunca se ejercita con buenos propósitos” (Cornelio Tácito)
Por FerMan

El tema de la legalización del aborto realizada en días pasados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha generado opiniones encontradas. Y por supuesto que con justa razón, pues el privar de la vida a futuros seres humanos debe generar gran preocupación, no sólo a las autoridades de nuestro país, sino a la sociedad en general. Es un asunto que no puede tomarse a la ligera, porque si hoy se permite vulnerar el más sagrado don de los seres humanos, que es la vida, entonces en un futuro no muy lejano, se estará permitiendo violaciones más graves contra la dignidad de la naturaleza humana.
Resulta importante referir que conforme a la axiología, existen los valores positivos y que a cada uno de ellos le corresponde una acción negativa, la cual conocemos como un antivalor. En este caso el valor principal es la vida, la cual debe protegerse a toda costa, por supuesto que nos referimos a la vida humana, la vida de un ser racional, la cual inicia desde el momento de la singamia, conforme a los conocimientos científicos de la medicina. En este caso, el aborto, es el antivalor de la vida, porque como ya lo hemos señalado en publicaciones anteriores, representa un menosprecio por la vida humana, actualizándose ese desprecio ya como un homicidio, un feminicidio o en el caso que nos ocupa, un aborto.
No se puede maquillar un acto tan despreciable como lo es el asesinato de un inocente, y no se puede llamar un derecho humano aquel que evita precisamente la existencia de un ser humano; advirtamos sin duda alguna, las contradicciones entre una y otra acción, esto es, lo absurdo que es defender el aborto como un “derecho humano” y al mismo tiempo, permitir el asesinato de un “ser humano” que se encuentra por nacer.
Lo anterior a todas luces, ni es derecho, y mucho menos corresponde a una acción humana, sino a una barbarie. Sabemos que del tema se ha escrito mucho, sin embargo, pareciera que quienes atentan contra la dignidad de la naturaleza humana no han comprendido la magnitud de sus acciones. El Estado debe garantizar la vida humana desde el momento de la concepción, y debe crear políticas públicas para que todo ser concebido pueda existir y por ende, se le pueda garantizar sus derechos humanos.
Se deben destinar recursos suficientes para clínicas, contratación de personal especializado y construcción de albergues para todas aquellas mujeres que necesiten ayuda económica o psicológica para sacar adelante su embarazo. El antivalor del aborto genera consecuencias muy negativas en las mujeres, es por ello que se les debe de brindar total protección y apoyo para que ninguna mujer pase por tan lamentable situación.
No podemos permitir, como sociedad civilizada, que regresemos a la época del atavismo, donde la vida de un ser humano era menospreciada y podía ser sacrificada por cualquier situación sin el menor remordimiento. La vida humana, desde la concepción debe ser sagrada, debe ser valorada y por ende debe ser defendida a toda costa.
“Fiat Justitiae, Péreat Mundus”.

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