SE TIENE QUE DECIR

¿Y AMLO cuándo verá por los mexicanos?
Por Cacho

El presidente Andrés Manuel López Obrador es el mejor ejemplo del dicho popular “candil de la calle, oscuridad de su casa”.
No hace mucho pedía al gobierno de Estados Unidos que diera visas de trabajo a los hermanos centroamericanos, que les financiara su programa gansito “Sembrando Vida” y que destinara recursos para generar empleo y por lo tanto, arraigo de los habitantes de la región en sus respectivas naciones.
Ahora tocó el turno de Cuba.
Habrá que recordar que en la isla caribeña hubo un inédito movimiento de protesta en el que los cubanos salieron a las calles a protestar por la carestía y la opresión que sienten por parte de su gobierno, lo que fue considerado como una rebelión por parte del presidente isleño Miguel Díaz Canel y como tal, ordenó su represión.
Hay en la actualidad muchos de esos manifestantes tras las rejas.
Pero a ellos no se refirió López, no le dijo a su homólogo cubano que los liberara.
Hay que señalar que pese a que en México hay desabasto de medicamentos, para ayudar al gobierno, que no al pueblo cubano, López envió tres buques con ayuda humanitaria a Cuba, justo tras las protestas.
Para que Díaz Canel apaciguara a los ciudadanos ávidos de medicamentos y comida.
Pero nunca se preguntó por qué los cubanos habían tomado las calles para protestar.
Ni siquiera porque fue el primer movimiento de ese tipo en 60 años de dictadura del partido comunista de Cuba, encabezada primero por Fidel, proseguida por su hermano, Raúl Castro y heredada a Miguel Díaz Canel.
Bueno, pues el presidente que dice ser de los mexicanos, abogó por el gobierno cubano, pidiendo a Estados Unidos levantar el embargo.
Se refirió a la estrategia comercial norteamericana contra el gobierno cubano calificando las sanciones de “perversa estrategia”, que, de funcionar, “se convertiría en un triunfo pírrico y canallesco”. “Una mancha que no se borra ni con toda el agua de los océanos”.
Igual que los más de 100 mil muertos a causa de la violencia e inseguridad en su propio país.
Eso no lo ve porque se lo ocultan los océanos de su soberbia y desinterés por sus gobernados.
“Candil de la calle, oscuridad de su casa”.
Ni más, ni menos.
Luego, ensalzó al mandatario caribeño: “Miguel Díaz-Canel representa a un pueblo que ha sabido, como pocos en el mundo, defender su dignidad, su derecho a vivir libre e independiente, sin permitir la injerencia en sus asuntos internos de ninguna potencia extranjera”.
Le faltó decir que representa a un gobierno que para continuar en el poder, no permite la existencia de otros partidos políticos que no sean el Partido Comunista Cubano, del cual, por cierto, Díaz Canel es Primer Secretario.
Le faltó cuestionarle por qué hay cubanos encarcelados a causa de las protestas de finales de julio pasado.
Es el presidente cubano todo un demócrata, igual que el nuestro, que en alguna ocasión esbozó que, o se está con la cuarta transformación o se está en contra de ella.
Nada autoritario, mucho menos, amenazante ¿verdad?
Pues ése es el que desgraciadamente dirige los destinos de nuestro país, el peor presidente de la historia contemporánea.
Aunque él piense y esté convencido de ser un mesías.
Falta ver cuándo pondrá el mismo empeño y preocupación por sus gobernados, que por los extranjeros.
Y tiene la desvergüenza de llamar a ex presidentes traidores a la Patria.
Pues, se tenía que decir… y se dijo.

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