CORRUPCIÓN Y DERECHOS HUMANOS

“La ideología de género es intrínsecamente perversa”
Por FerMan

La batalla cultural debe continuar, pues no podemos negar que hay quienes siguen corrompiendo los valores y principios de nuestra civilización. Cada vez más, sorprende la facilidad con la que, los enemigos de nuestra civilización, lanzan bombas incendiarias para lesionar, debilitar y en muchos casos eliminar nuestros valores y principios que durante más de dos mil años han prevalecido en la sociedad.
Uno de los valores fundamentales para nuestra civilización ha sido, sin lugar a duda, la familia natural, y es por eso que todas las baterías del enemigo se han dirigido a destruirla. Algunos de manera abierta y directa, otros, de manera silenciosa, pero igual de perniciosa.
Recordemos que los actos realizados por la conducta humana pueden ser por acción o por omisión, y en ambos casos, se producen resultados. Así como en el ámbito penal, los delitos se pueden cometer por acción u omisión, lo mismo sucede en el ámbito cultural, pues tan mal hace quien actúa promoviendo las ideologías anticristianas, como aquel que nada hace para enfrentarlas.
Es por eso que debemos despertar las conciencias de aquellos que no se han dado cuenta del peligro que dichas ideologías entrañan. Los enemigos de la familia natural, de la vida y de las libertades fundamentales, han utilizado los organismos internacionales para cumplir sus pérfidos objetivos. Esto es, han cooptado tanto al Sistema Universal de los Derechos Humanos, como a los Sistemas Regionales de los Derechos Humanos, por supuesto que me estoy refiriendo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y en nuestro caso, a uno de los tres Sistemas Regionales al cual pertenece el Estado Mexicano, esto es, la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Dichas Organizaciones Internacionales, a través de sus órganos de políticas públicas, específicamente aquellos creados para la promoción y protección de los Derechos Humanos, entre otros, la UNICEF, UNESCO y la OMS, de manera coercitiva, obligan a los Estados Parte, esto es, a todos los países que los integran, a implementar las ideologías que son contrarias a la familia natural, la defensa de la vida desde el momento de la concepción y de las libertades fundamentales.
Como ya lo señalé en el artículo anterior, si bien esas ideologías tienen su génesis en el neomarxismo, no son exclusivas, pues en la actualidad son promovidas tanto en los países socialistas o de izquierda, como en los países capitalistas o de derecha, porque, integradas todas ellas en el globalismo, a través de las Organizaciones Internacionales ya referidas, tienen como su principal objetivo, precisamente, erradicar de todo el planeta Tierra, aquellos valores y principios que defienden la familia natural, la vida desde la concepción y las libertades fundamentales, para crear un nuevo orden mundial, donde se permita todo lo que rebaje al ser humano a menos que bestia, cosificándolo y quitándole su dignidad de hijo de Dios.
La ideología de género, como ya se ha indicado, es la más perniciosa para la civilización de occidente, pues atenta directamente en contra de los integrantes de la familia natural, contraponiendo a los padres con los hijos, los hijos en contra de los padres, y los padres en contra de ellos mismos. Esta ideología de género, si bien ya se había propagado por todo el mundo de manera intermitente, se oficializó en septiembre de 1995, durante la IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, la cual se realizó en Pekín, en donde se presentó una fuerte campaña de persuasión, presión y difusión en todos los medios de comunicación para que fueran aprobados los postulados de tan nefasta ideología y fue a partir de dicha fecha, que las Naciones Unidas, coludida con los otros Organismos Internacionales, han trabajado arduamente para cumplir su objetivo, esto es, desaparecer la célula principal de la sociedad, la familia natural.
En dicha conferencia internacional, fue donde por primera vez, se habló del género como un substituto del sexo, señalando que hombre y mujer no se determinaban por su sexo biológico, sino por su género, el cual era determinado o construido por la sociedad o la cultura, y que el ser hombre o mujer, no se debía definir por el sexo biológico, ni por los conocimientos científicos, sino con solo el querer de la persona, el sentirse de uno u otro género, o bien ambos o ninguno, lo cual, tal y como se lee, implica un absurdo lógico y racional, que atenta así mismo contra el sentido común, pues no se comprenden ni se entienden dichos postulados al ser intrínsecamente perversos, representando un gran peligro actual e inminente, debido a que, dichos postulados han permeado en la mayoría de las instituciones de los países que integran la ONU, logrando a la fecha, crear una anarquía total en la civilización occidental, que verdaderamente sorprende a propios y extraños.
Sin embargo, no podemos dar marcha atrás, sigamos desenmascarando tan nefastas ideologías, no permanezcamos tibios, levantemos nuestra voz y defendamos los valores y principios que durante más de dos mil años nos han dado patria y libertad.
“Fiat Justitia, Péreat Mundus”.

Mostrar más
Botón volver arriba