“Llega un momento en el que el silencio es traición” (Martín Luther King Jr.)
Por FerMan
La batalla cultural no es de solo unos cuantos, incumbe a todos y esto es así debido a que toda la civilización occidental se encuentra en serio peligro, por lo que, para poder, sino vencer, al menos detener al enemigo, se debe emprender una cruzada por la defensa de la familia, la vida y las libertades fundamentales.
Se ha señalado que, los derechos humanos han sido cooptados por aquellos que quieren destruir los valores y principios que durante más de dos mil años han permitido la coexistencia de la sociedad civilizada como la conocemos hasta hoy. Los derechos humanos han sido tergiversados al antojo de ciertas ideologías que nada tienen que ver con la defensa de los verdaderos derechos humanos.
Ya habíamos comentado que una de esas ideologías, a mi parecer, la más perniciosa, es la ideología de género, la cual, hace que el ser humano, perdiendo toda dignidad, se rebaje a menos que un animal irracional, pues le permite, atentando contra la lógica, el sentido común, la razón y los conocimientos científicos, negar la realidad de su naturaleza y de manera ficticia o artificial, considerarse algo que no es, sólo por así quererlo o sentirlo.
También ya hemos señalado que, quienes promueven las ideologías anticristianas, han cooptado los organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos, a través de sus órganos especializados en materia de derechos humanos. Todo lo anterior, no es resultado de la casualidad, sino de un plan previamente diseñado y milimétricamente puesto en marcha.
Es por eso que no sorprende que, a través de dichos órganos internacionales se obliga a los países a implementar en sus políticas públicas tan nefastas ideologías, lo anterior también con el patrocinio de Fundaciones internacionales, tales como la Open Society Foundations de George Soros y la International Planned Parenthood Federation, entre otras.
Entre los objetivos de la ideología de género se encuentran, promover y legalizar la homosexualidad desde la infancia, utilizando la pedagogía y la psicología de género, la legalización del matrimonio homosexual, el derecho de adopción de parejas del mismo sexo, entre otros postulados anticristianos.
Muchos de los objetivos anteriores, si no es que todos, ya se encuentran establecidos en las legislaciones de muchos países, por desgracia entre ellos, en algunos Estados de México. Para dar cumplimiento a su maquiavélico plan, entre otros mecanismos, utilizan los medios masivos de comunicación, los centros educativos, las dependencias gubernamentales y el cine, lanzando mensajes que corrompen nuestra cultura.
Con lo anterior pretenden destruir todo lo que represente al cristianismo, deconstruyendo a la sociedad, cambiando su moral pública, indicando que existe otra moral distinta a la cristiana, donde todo es permitido, sin tabúes ni restricciones.
Lo tienen tan bien planeado que, ya en los colegios a las niñas les enseñan que la mujer no debe representarse como una madre, como una esposa, sino las empoderan a tal grado de señalarles que pueden hacer lo que les venga en gana con su cuerpo y no tienen porqué obedecer los cánones sociales previamente establecidos.
Confunden gravemente, lo que verdaderamente empodera a una mujer con lo que la denigra a tal grado de cosificarla. Al niño, le enseñan a no temerle a las relaciones sentimentales con otros niños, deben de dar rienda suelta a sus sentimientos, sin que lo consideren anormal o algo malo.
En fin, como ya se ha mencionado, estas ideologías quieren destruir a la familia natural, a través de la deconstruccion del matrimonio, primero, a través del feminismo radical, obligando a la mujer a liberarse del yugo del matrimonio, del patriarcado, permitiendo el divorcio, posteriormente permitiendo las uniones entre personas del mismo sexo, y finalmente, liberando a los hijos de los padres, enseñándoles que, aún siendo menores de edad, pueden tomar sus propias decisiones, pueden tener relaciones sexuales con quien les plazca, pueden hacer y deshacer con sus cuerpos sin que los padres puedan intervenir.
Todo eso adoctrinándolos con la separación del género de la reproducción, esto es, ya no es necesario que el objetivo de una relación sexual sea la procreación, pues ahora pueden tener relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, con personas mayores o adultas si así lo desean, con animales o con objetos, sin que esto signifique alguna inmoralidad o anormalidad.
Como podemos advertir, estas ideologías han trastocado la esencia de nuestros valores y principios, corrompiendo totalmente nuestra cultura, obligándonos a aceptar como normal todas sus inmoralidades y perversiones.
No podemos, de ninguna manera, permitir lo anterior, debemos manifestarnos en contra de tales ideologías, aún y cuando nos tachen de retrógradas, anticuados, insensibles o discriminadores, todo ello no es nada en comparación al mal que le están haciendo a nuestras familias, no nos convirtamos en cómplices, sigamos pues en pie de lucha y alcemos la voz aún más fuerte, porque corremos el riesgo de que se nos aplique aquello que la Madre de Boabdil, último sultán de Granada, España, le increpó “Llora como una mujer, lo que no supiste defender como un hombre”.
“Fiat Justitia, Péreat Mundus”.