EL HILO DE ARIADNA

El telescopio espacial James Webb y la insaciable curiosidad humana

Heriberto Ramírez

 

“Todos los hombres por naturaleza desean saber” con esta sentencia abre la Metafísica de Aristóteles, atrincherando así a la curiosidad humana como la generadora fundamental en el desarrollo del conocimiento, convirtiéndose el genio griego uno de sus principales defensores.

Es una idea que para muchos todavía puede ser sustentada con la suficiente solvencia, pero para otros resulta una noción ingenua y romántica de la ciencia y la tecnología contemporánea, que suponen guiadas y dominadas por intereses muy diversos, incluso a veces ruines. Como sea son dos nociones coexistentes orientadas a dar cuenta del origen y la dinámica del conocimiento. 

Cuál de estas dos visiones pudiera ayudarnos a explicar el por qué la sociedad humana se empeña en proyectos sin una justificación práctica inmediata, como lo es el telescopio James Webb, recién puesto en órbita el pasado 25 de diciembre de 2021

El telescopio Webb, el mayor telescopio espacial de la historia acaba de ser puesto en órbita, con un costo de 10 mil millones de dólares y tres décadas utilizadas en su construcción, y emprendió así su noble misión de buscar las señales de las primeras estrellas que alumbraron el universo. Esto es, se busca desvelar los misterios que rodean el nacimiento de nuestro universo.

De acuerdo con la información divulgada en la web se trata de un observatorio espacial desarrollado a través de la colaboración de veinte países, construido y operado conjuntamente por la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense. La idea es sustituir a los telescopios Hubble y Spitzer. El James Webb Space Telescope promete ofrecer una resolución y sensibilidad sin precedentes, y así ampliar la gama de investigaciones en la astronomía y la cosmología. Uno de sus objetivos centrales es observar algunos de los sucesos y objetos más distantes del universo, como la formación de las primeras galaxias. Hasta ahora esta clase de objetivos están fuera del alcance de los instrumentos terrestres y espaciales actuales. Entre sus objetivos también están incluidos el analizar la formación de estrellas y planetas y obtener imágenes directas de exoplanetas y novas.

¿Cuál es el origen de todo lo que hay? Es uno de los primeros enigmas sustantivos que los humanos intentaron resolver propiciando el origen de la filosofía y las ciencias naturales. Fueron los griegos los primeros en desprenderse del mito para ofrecer explicaciones a esta interrogante, ofreciendo respuestas razonadas y plausibles. A partir de entonces y en diferentes momentos estas respuestas han evolucionado con aproximaciones cada vez mejor sustentadas. 

Aunque esa curiosidad insaciable que Aristóteles atribuye a los humanos no ha podido ser satisfecha hasta ahora, es por eso que este esfuerzo multinacional ha confiado en que este esperanzador y costoso artefacto nos brinde nuevas y más luminosas respuestas. Sin que por ahora podamos identificar algún interés mezquino en este aventurado intento por ampliar el horizonte de nuestro conocimiento.

¿Cuáles son las posibilidades de este nuevo telescopio espacial? ¿en qué supera a su antecesor el Hubble? ¿qué se espera de él? Entre sus características técnicas se destaca  su espejo primario, compuesto por 18 segmentos hexagonales que, en conjunto, hacen un espejo con un diámetro de 6,5 metros, un gran aumento con diferencia sobre el espejo utilizado por el Hubble, de 2,4 metros. El telescopio estará protegido por un gran parasol, hecho de cinco hojas de kapton revestido de aluminio y silicio, que mantendrá al espejo y sus cuatro instrumentos científicos principales a temperaturas cercanas al cero absoluto.

A diferencia del Hubble, que observa en los espectros ultravioleta cercanovisible e infrarrojo cercano, este telescopio observará en la luz visible de longitud de onda larga (naranja a rojo) a través del rango del infrarrojo medio. Esto le permitirá que realice una amplia gama de investigaciones a través de muchos otros aspectos de la astronomía, que observe y estudie las primeras estrellas, la formación de las primeras galaxias, obtenga fotografías de nubes moleculares, grupos de formación estelar, objetos con alto desplazamiento hacia el rojo demasiado viejos y demasiado distantes para que pudieran ser observados por el Hubble y otros telescopios anteriores.

A pesar de ser una noticia relativamente reciente, se trata de un proyecto en desarrollo desde 1996, inicialmente lo denominaron como Next Generation Space Telescope o NGST, pero en 2002 fue denominado James E. Webb, en honor al funcionario del gobierno estadounidense que fue administrador de la NASA entre 1961 y 1968 y jugó un papel integral en el programa Apolo. El proyecto ha tenido numerosos retrasos y desbordes presupuestales, y en 2005 fue sometido a un rediseño sustantivo.

El proyecto ha debido sortear innumerables obstáculos, algunos de tipo político, relacionados con su cancelación temporal y las limitaciones presupuestales, así como otros de carácter técnico y errores humanos. Lo más importante, me parece, es que alimenta la idea de la insaciabilidad humana por conocer, sin que necesariamente media un interés utilitario. Haciendo suya la ciencia de la vieja pregunta que la filosofía había formulado, de dónde y cómo surge todo lo que hay. Esperaremos pacientemente sus resultados.

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