SE TIENE QUE DECIR

 

Primero, más pobres

Por Cacho

 

La aparente preocupación del ente que preside este país, Andrés Manuel López Obrador, han sido siempre las clases desprotegidas, los pobres pues. Digo aparente, porque en vez de fomentar entre las personas en esa condición el deseo de superación, les roba sus sueños y aspiraciones, haciéndolos dependientes de una dádiva.

No estoy en contra de las becas a los estudiantes, ni el apoyo a madres solteras, personas de la tercera edad, etcétera. Lo que sí critico, y lo digo así porque en realidad es un reclamo, es que las becas estudiantiles se ganaban con buenas calificaciones, eran un incentivo para mejorar y destacarse académicamente.

Ahora esos apoyos se dan a todos sin distinción (al menos en la educación básica y media superior), dándoles el mensaje de que aprendan (a eso van a la escuela) o no, serán “premiados” con un ingreso, por lo tanto, para qué esforzarse, de todos modos “la limosna fluye continuamente”… hasta que no haya más contribuyentes que con nuestros impuestos mantenemos esas dádivas.

¿Qué sucede con buena parte de la infancia y adolescencia mexicanas? Se están convirtiendo en una especie de vividores a quienes están convirtiendo en conformistas, pues pase lo que pase, reciben una cantidad determinada de dinero y cuando se acabe la fuente de donde proviene, por supuesto que continuarán exigiéndola.

Los que no, “son aspiracionistas”, y lo dice AMLO como un insulto.

No se puede establecer cuánto dure esta modalidad, pues tampoco se sabe de dónde irá el gobierno federal a sacar más dinero, luego de exprimir a los contribuyentes hasta el punto de casi extinguir a esa clase trabajadora que aporta los recursos para que trabajen las administraciones gubernamentales.

Lo tenemos claro, los gobiernos son unos zánganos, no producen riqueza.

La cosa es que administran la riqueza aportada por los ciudadanos y el de López, en vez de administrarlo, lo dilapida; insisto, está bien que se aplique en favor de los menos favorecidos, pero no existen padrones confiables en los programas sociales, tampoco hay la posibilidad de conocer en dónde quedan la totalidad de los recursos, pues impera la opacidad.

Un botón de muestra, “el decretazo” para ocultar el gasto (robo) destinado a las obras que hasta ahora no han generado bienestar alguno a la población mexicana, me refiero a la refinería Dos Bocas que costará (la cifra más actualizada y que puede variar a la alza en el futuro) 200 mil millones de pesos, no 120 mil como se había presupuestado.

El miniaeropuerto Felipe Ángeles que no podrá operar simultáneamente con el Internacional de la Ciudad de México y el de Toluca, porque contrario a la creencia de algunos funcionarios y muchos de los ciegos seguidores de la 4t, los aviones no se repelen.

El Tren Maya, que fue entregado a las fuerzas armadas y que aparte de que no se informa absolutamente nada sobre su impacto ambiental, el gasto que se hace en él, los avances, si es que los tiene, se le tienen que sumar las expropiaciones.

Sí, pregúntenle a los hoteleros de Quintana Roo, justo en la Riviera Maya, donde se expropiarán 2 millones 410 mil 107.72 metros cuadrados de terrenos, para con ello terminar el próximo año una obra que se ha caracterizado por la opacidad, la corrupción y la ineptitud.

“No vamos a expropiar, seremos respetuosos del estado de derecho. Vamos a ser respetuosos de la legalidad”. Eso decía en 2018 el candidato López Obrador, hoy presidente, falta a su palabra (como si la honrara siempre, sarcasmo) vil y mezquinamente.

Pero las mentiras de López no son sorpresa. Lo es que haya ciudadanos que le sigan creyendo ciegamente. No contamos a los comprados con limosnas y dádivas, obvio que su círculo cercano jamás lo desmentiría, los que son honestos y mantienen su dignidad, ya no están con la 4t.

Eso, lo de las expropiaciones, alimenta el pánico de la inversión extranjera que ha huido de México desde hace meses, para muestra, algunos botones, muy grandes por cierto.

El año pasado, el país vio salir 257 mil 601 millones de pesos (12 mil 630 millones de dólares) de sus títulos de deuda, por encima del récord establecido en 2020, que sumó 257 mil 239 millones de pesos.

Así la confianza internacional en la economía de México.

Es el resultado del pésimo manejo de López y de “que quiebren los que tengan que quebrar”.

Su propagandista oficial, Epigmenio Ibarra, no, ése recibió un crédito de 150 millones de pesos (del Banco de Comercio Exterior, Bancomext) “para salvar empleos” en su productora Argos Comunicación (que ni se dedica al comercio, ni a la exportación), que construye desde 1997 sus estudios de cine y TV en Tlalnepantla.

Ahora sí los va a concluir, ya tiene un mecenas de lujo.

Para el 2022 es probable que esto continúe, de acuerdo con James Salazar, subdirector de análisis de la firma CI Banco, la situación se complicará debido al endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos.

Como dato ilustrativo, en la primera semana de este año, la deuda gubernamental local vio huir otros 8 mil 944 millones de pesos (439 millones de dólares) y se espera que ese ritmo siga.

Pero lo más preocupante es la miopía fanática del actual gobierno y quien lo encabeza: los expertos dicen que creceremos (en un pronóstico optimista) al dos por ciento y López asegura que cuatro; la inflación llegará hasta el nueve por ciento, mientras que la 4t asegura que la bajará a tres; que los muertos por la pandemia suman ya medio millón y los criminales de la salud aseguran que “son solo 300 mil”.

Todo eso porque tienen otros datos… pero no forma de demostrarlos más allá de cualquier duda.

Lo que sí es seguro es que López tiene en gran aprecio a los pobres.

Su gobierno ha generado ya que el 40.7 por ciento de la población se encuentre en pobreza laboral, esto es la situación en la que el ingreso laboral de un hogar no es suficiente para alimentar a todos sus miembros.

Los datos de Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) hasta 2020 arrojan una cantidad de unos 55.7 millones de mexicanos están en esa condición.

Por eso López es el presidente de “primero, más pobres”.

Pues, se tenía que decir… y se dijo.

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