LO QUE NO SOMOS TODOS LOS DÍAS

23 de mayo, ¡Vivan los que tienen el privilegio de estudiar!
Por Mario Alfredo González Rojas

El 23 de mayo, es día de asueto para los estudiantes de México, es el Día del Estudiante. Vaya nuestra felicitación para todos ellos, que sean felices además este día, porque es un deber ser feliz, y también porque se lo merecen, al estar en el yunque del esfuerzo día con día, tratando de edificar un mejor mañana.
Recuerdo como hace años, hubo ocasiones en Ciudad Juárez, mi añorada tierra, en que se perdieron las formas y se desacataron las reglas elementales de convivencia, en las celebraciones de El Día del Estudiante. Hubo quebradero de vidrios en establecimientos comerciales, pleitos entre alumnos de diferentes escuelas, robos a negocios…
Todo esto aconteció, no obstante las atenciones dispensadas a representantes de algunos planteles, a los que se les concedía por un día el mando simbólico de las funciones gubernamentales municipales. Así, un estudiante era el tesorero, otro, el oficial mayor, uno el jefe de Recolección de basura, etc.
Vayamos a los antecedentes de este merecido homenaje, a quienes aspiran a convertirse en mejores ciudadanos por la vía del estudio. A principios de mayo de 1929, se organizaron los estudiantes de la Universidad de México, para protestar porque se había establecido un año más en los programas de preparatoria y además, se modificó la forma de los exámenes de la escuela de Derecho.
Ya existía una federación de estudiantes en Ciudad de México, y en esa circunstancia se les facilitó a muchísimos estudiantes congregarse para protestar. En la Universidad había poco más de 8 mil alumnos. El rector era Antonio Castro Leal.
Como no fueron atendidos en sus demandas, se convocó a huelga general. El 23 de mayo hubo un enfrentamiento entre policías y estudiantes, que derivó en la detención de varios de estos. El jefe del Departamento del Distrito Federal, Manuel Puig Casauranc, haciendo las veces de buen asesor, aconsejó al presidente de la República, Emilio Portes Gil, que le concediera la autonomía a la universidad, con lo que la propia institución arreglaría en forma interna sus asuntos disciplinarios.
El 27 de mayo, el presidente dialogó con los estudiantes, y uno de ellos pidió la autonomía de la Universidad. El 29, les dio la respuesta Portes Gil: no les concedió lo que solicitaban en principio en el pliego petitorio, pero sí les aseguró que la institución iba a ser autónoma. En junio siguiente, se aprobó la Ley Orgánica y el 10 de julio se promulgó la ley sobre la autonomía. Surgía la UNAM.
En 1930, precisamente el 23 de mayo, se celebró el Día del Estudiante por primera vez. En esta fecha se incluyen estudiantes desde un nivel superior al de primaria. En ocasiones, como lo comentaba, aprovecharon este día los estudiantes para cometer actos vandálicos, y se tuvo que recurrir en tal evento a la fuerza pública para poner orden. Ahora son esporádicos esos acontecimientos en que se altera el orden.

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