EL HILO DE ARIADNA

La fusión nuclear

Una búsqueda interminable y necesaria de nuevas fuentes de energía

Heriberto Ramírez

 

Hace unas semanas se dio la noticia en los distintos medios internacionales que científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en California, lograron producir reacciones de fusión nuclear que liberan más calor que el que se aplica para iniciar la reacción. Estos resultados fueron publicados en la revista Nature, representan un avance significativo hacia el anhelado objetivo, si bien aún lejano, de crear reacciones de fusión controladas que suministren energía limpia e ilimitada.

Si vemos un poco hacia atrás, en nuestra historia evolutiva, veremos de nuevo cómo la fabricación de herramientas abrió un sinfín de posibilidades a la hora de procurar el alimento, cobijo o vestido, hasta alcanzar el dominio del fuego. Así, desde la invención de las formas de producir el fuego, hasta las variantes de la energía nuclear, es posible apreciar cómo la energía ha influido en el desarrollo de nuevas formas de civilización y, por tanto, en nuestras formas de vida. Una simple hoguera les dio calor a las comunidades primitivas para sobrevivir en medio de las inclemencias del clima, también le proveyó de nuevas formas de cocinar los alimentos, de luz para desarrollar sus grabados en las profundas oscuridades de las cavernas. De la misma forma que el gas o la electricidad en la actualidad nos dan calor y luz para nuestras tareas domésticas.

Se podría resumir una gran parte de nuestra historia evolutiva con base en las distintas formas de energías que hemos sido capaces de utilizar a través de los milenios, los siglos y las décadas. El esclavismo encontró, desde las épocas más remotas hasta hace relativamente poco tiempo, en la energía humana una fuente altamente rentable a un costo todavía incuantificable. Las grandes potencias mundiales edificaron sus imperios económicos sobre este sustento. En la historia reciente Inglaterra, Francia, España, los Países Bajos, Estados Unidos, entre otros, basaron la construcción de su imperio en la fuerza de trabajo de los esclavos.

El influjo de cómo las energías han cambiado nuestro paisaje se puede apreciar en el interior de nuestra vivienda, basta mover un botón y tenemos iluminación, horno de micro ondas, calefacción, una computadora activada, un modem para comunicarnos vía virtual, entre muchas otras opciones gracias a la electricidad. Pero si salimos hacia la calle podremos apreciar un constante ir y venir de vehículos desplazándose gracias a la energía proveniente de los combustibles fósiles, regulados por semáforos que funcionan con base en la electricidad.

En contraste con lo que ocurría hace menos de cien años, cuando los desplazamientos estaban basados en la energía animal, carretas o carruajes, con desplazamientos lentos, y a veces, más que incómodos podían incluso resultar dolorosos; lo mismo que la producción agrícola, arados, o maquinaria movida por caballos, mulas o burros, basados en una repetición incesante y agobiante para conseguir arrancar de la tierra los alimentos básicos. La iluminación doméstica dependía del aceite o petróleo, no había licuadoras, ni lavadoras; a lo más radios funcionando con baterías.

Ahora, en un planeta ya poblado por 8000 millones de personas, adictas al consumo de combustibles fósiles, una “civilización energívora”, como la describe Vaclav Smil en su libro Energía y civilización. Una historia, se anuncia una nueva forma de producir energía. Ante el inevitable agotamiento de los combustibles fósiles, el relativo poco desarrollo de la energía solar o la eólica, la fusión nuclear se presenta como una posibilidad esperanzadora de cara a nuestro futuro, lo cual habrá que tomar con cautela.

Sin embargo, del mismo Smil podemos tomar sus palabras, a modo de advertencia cuando escribe: “La cronología, la capacidad global y la composición de los flujos de energía que resultan de todos estos cambios son extremadamente difíciles de predecir. E incluso cuando dichas transiciones de ponen en marcha, es imposible evaluar el impacto que un cambio de motor primario o combustible tendrá en la agricultura, la industria, el transporte, las urbes, la guerra o el medio ambiente”.

Además, hay otras consideraciones para tomarse este anuncio con más calma,  Kim Budil, directora del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore ha señalado, en una nota publicada por Antonio Martínez Ron en voxpopuli “que alcanzar la comercialización de la fusión “llevará “décadas”. “no cinco décadas, como solíamos decir”, ha resaltado divertida, pero requerirá grandes esfuerzos de inversión y unas cuantas décadas de investigación”.

También, ha señalado Budil, en la misma nota, aunque sus equipos han pasado semanas contrastando los datos para asegurarse de que son correctos e incluso invitaron a «un equipo externo de expertos para hacer una revisión por pares”, ha anunciado. Eso para nada les exime de aprobar el proceso de revisión habitual que requiere la publicación en una revista científica de primer nivel, donde aún se pueden detectar errores, como ha sucedido con otros grandes anuncios previos.

E incluso, algunos expertos creen que “aunque es una noticia positiva, este resultado todavía está muy lejos de la ganancia de energía real requerida para la producción de electricidad», así lo asegura Tony Roulstone, especialista en energía nuclear de la Universidad de Cambridge al Science Media Centre. Para él lo obtenido todavía es mucho menos que la energía que necesitaban para los láseres en primer lugar. «La producción de energía (principalmente energía térmica) seguía siendo solo el 0,5% de la entrada”.

Otras suspicacias están relacionadas con las implicaciones sociales y políticas de este anuncio, porque la sociedad puede fácilmente llevarse por la idea que la crisis climática ya tiene solución y disminuir la presión para adoptar políticas que reduzcan el consumo de combustibles fósiles, lo que puede resultar catastrófico.

Entre las voces más escépticas, se encuentra Aneeqa Khan, –citada por Martínez Ron– investigadora en fusión nuclear en la Universidad de Manchester, para quien “la fusión ya llega demasiado tarde para hacer frente a la crisis climática, ya nos enfrentamos a la devastación del cambio climático a escala mundial”, lo piensa, considerando las inundaciones y las sequías en distintas partes del mundo solo este verano. Nos sugiere «a corto plazo, debemos utilizar tecnologías bajas en carbono existentes, como la fisión y las energías renovables, mientras invertimos en fusión a largo plazo”.

Lo cierto es que todos debemos ser conscientes que enfrentamos una crisis climática sin precedentes, producto de la actividad humana y sus implicaciones en el medio ambiente. Para abatirla hemos de utilizar todo lo que tenemos a la mano a corto plazo; pero, también es importante diseñar estrategias a largo plazo. Y tomar, por ahora con reservas esta importante noticia.

 

 

 

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