A DECIR VERDAD

Cómo gastar más y hacer menos, el modo de López y sus finanzas
Por Rubén Iñiguez/
La Voz de Jalisco

En la 4T no se gastó menos, no hubo pobreza franciscana, ni tampoco racional del gasto público, el modo de López en sus finanzas fue destruir la operatividad del estado, pretendiendo hacer más pero estrangulando prestaciones nacionales en salud, educación además de un gasto excesivo en militarización del país.
Lo que aumentó totalmente fue la opacidad del gasto público, de un presidente que ve pasar millones, como dice Elena Chávez en “El Gran Corruptor” aunque diga que no trae 200 pesos en su cartera, ni tampoco sabe cómo manejar una tarjeta de crédito personal, pero sí sabe transferir millones a sus hijos y familiares, en un rasgo de gasto público de mayor corrupción.
El estilo presupuestal de López ha sido el de manotear el dinero de forma caprichosa en proyectos al vapor, de manera irracional, sin planificación. Los recursos se manejan por el líder supremo, por el monarca del cash, por el rey del Palacio Nacional, sin ninguna traba, ya que han quedado en suspenso las leyes.
Todo esto tiene un costo de menos democracia, de menos transparencia, simplemente en menos de 6 meses y ya en este año 2024, ha impuesto una expropiación a Air Liquid, una empresa extranjera que provee de hidrógeno líquido a PEMEX, y procedió a tomarla con Marinos, para luego realizar una indemnización de la que no se informa de que manera se cumpla la ley, con riesgo a nuevos conflictos internacionales.
El manejo de expropiaciones a criterio personal de López cuando alguna empresa privada o extranjera no la cuadra, es de capricho. De menos lo ha hecho en 5 ocasiones en su sexenio, ya sea bloqueando inversiones, o directamente expropiando como lo hizo en Ferrosur, para abrir camino al Ferrocarril del Itsmo, y empieza el año con Air Liquid.
Los contratos y tratados internacionales son letra muerta en el estilo de este gobierno, un mal modo, que ni el mismo Juárez en vida aprobaría, porque siempre enfatizó el respeto a la ley como norma garante de la legalidad de los actos de gobierno. Esta administración garantiza sus actos con sus discursos.
Para ello eliminó organismos autónomos, consultores, asesores, o rectores de sectores en energía, transparencia, rendición de cuentas, y al eliminarlos, procedió a decir que eran organismos onerosos, duplicados, con atribuciones que obstaculizaban la finalidad del estado y llegó al extremo de decir que fueron creados no para respetar la ley, sino para favorecer al sector privado.
Algo totalmente absurdo, pero su actitud contumaz de Pinocho mentiroso, favorece ante el tribunal nacional la falsedad de sus cargos. Todos los organismos especializados autónomos tuvieron un cuerpo legal y reglamentario, finales específicos para los cuales se les dotó de fondos que fueron desviados a sus incosteables mega-obras de elefantes blancos, como su política de aeropuertos, aviación, trenes militares mayas, o refinerías que no se ven resultados pero ya pasó de un año de ser inauguradas.
La administración pública con sus mitos de lealtad antes que capacidad, y que eran los indicados para no robar, ni mentir, sufrió una poda innecesaria de raíz, en materia de mandos medios, sumando atribuciones y responsabilidades, en el escaso personal que sobrevivió a la substitución de morenistas o leales extremos, aunque señalados como incapaces o corruptos.
Con López hay secretarías que han ganado preponderancia, pero muchas lo han perdido. Un total de 15% de mandos medios fueron anulados o despedidos en 2018, en 2021, fue un total de 8% de personal competente. En cambio se autorizaron plazas en la Secretaría del Bienestar con 20 mil para los llamados siervos de la nación, de funciones disfrazadas electorales y de suministrar dádivas bajo control solidario con las causas de Morena o la necesidad de adhesión presidencial.
Para hacer esos cambios, no requirió como pide ahora el contar con 40 o 50% de los votantes en favor de los candidatos de Morena, dado que ya no estará en la boleta, más que representado por sus marionetas en el partido oficial o en sus aliados, como el Verde o Movimiento Ciudadano.
López no purificó la administración pública, la hizo confusa, opaca y en muchos casos la cedió a los militares, una cesión que abre el camino del fascismo o un corporativismo socialista, bajo solidos controles centralizados del poder. No hubo tampoco austeridad republicana, ni franciscana, que su familia dista mucho de profesar.
Modificó simplemente con dos iniciativas en abril y marzo del 2023, la administración pública federal y la hizo en ocasiones inútil, en otras opaca- o corrupta- en otras militar, en otras duplicidad y nepotismo favorables a los fieles al dogma de la 4T. De llegar a tener el poder total, con un 50 por ciento de los votos, significará el fin de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la supresión del Supremo Tribunal de Justicia de la Nación, así como la caída del Poder Judicial, teniendo en sus manos el Legislativo, un escenario pavoroso incontenible de cambiar a México al gusto de sus caprichos.
Por ello es más necesario que nunca rectificar e impedir el monopolio político que tuvo el presidente y del que como era de esperar abuso, pese a sus declaraciones a Ricardo Rocha, (QEPD) que no abusaría de tanto poder como concentró en sus manos. Lo que hizo fue darle un estilo personal, con adjudicaciones directas, sobreprecios que causaron sobreprecios en sus obras, y tolerancia a la desaparición mágica de recursos en manos de los afortunados que formaron parte de sus negocios, o fueron titulares de Secretarías o proyectos nacionales.
El sello entonces en violar la ley, romper el dique de las atribuciones legales, proceder a invadir esferas económicas, políticas y sociales sin respeto por nada en un modelo del siglo XIX y por lo mismo conservador e injustificable de concentrar en un solo hombre, todas las políticas presupuestales, las financieras y finalmente ignorando las realidades nacionales, envió al olvido el Plan Nacional de Desarrollo, por obras para los cuates, para los familiares, y que hoy todavía resulta perentorio justificar porque no lo logran por su mismas, pese a que supone generaron empleo, y gasto público, pero desperdiciado, perdido, amortizado en la esperanza que el dentro de 20 años, el tiempo haga útil, sus elefantes blancos.
Los errores del modo de la 4T de administrar, sin contrapesos, sin un Congreso que acote, que pida cuentas, que cuestione la prioridad de una obra, se acentuaron como nunca en un modelo de administración más propio del siglo XIX por Juárez o Porfirio Díaz, que como parte de un estadista moderno, con criterios técnicos e información seria, para promover el desarrollo, la equidad, y la igualdad de oportunidades en la nación, a cambio regaló saliva, saliva y más saliva para convalidar sus errores.

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