Este es el desierto más antiguo del mundo

Medir la antigüedad de un ecosistema o cualquier otro entorno natural, como un desierto, no es tarea fácil. La Antártida, por ejemplo, es uno de los desiertos más extensos del mundo, y la formación del continente antártico tiene su origen en la fragmentación de Gondwana, hace unos 180 millones de años. Pero en aquella época no era el desierto helado que conocemos hoy; sino un subcontinente de clima tropical, húmedo y cubierto de extensos bosques. Por lo tanto, la antigüedad de un desierto se cuenta a partir de que sus condiciones se vuelven desérticas. En la Antártida, esto ocurrió hace unos 15 millones de años.

Hay al menos tres desiertos en el mundo con un origen anterior al antártico: el desierto del Gobi, que se extiende entre China y Mongolia, cuya antigüedad se estima entre 20 y 40 millones de años; el Kalahari, que se extiende por Namibia, Botswana y Sudáfrica desde hace más de 50 millones de años; y el más antiguo de todos, el desierto de Namib, en Namibia, con una edad estimada entre 55 y 80 millones de años. Solo a título comparativo, el desierto más grande del mundo, el Sahara, apenas tiene 7 millones de años de antigüedad.

La historia del desierto más antiguo

En algún momento, entre el final del Cretácico y el inicio del Terciario, la región que hoy es Namibia experimentó un cambio climático significativo. Probablemente debido a la configuración continental, que condicionaba la circulación atmosférica y oceánica, el sur de África comenzó a secarse, transformando las selvas en sabanas y, finalmente, en desierto. Así nació el desierto de Namib, seguido poco después por el Kalahari.

Durante el Mioceno, la aparición de la corriente oceánica fría de Benguela, que fluye a lo largo de la costa occidental de África desde el cabo de Buena Esperanza hasta el ecuador, provocó una reducción de las precipitaciones en la región de Namib, intensificando la aridez de su ecosistema desértico.

Este clima árido persistió durante las glaciaciones del Pleistoceno, cuando los avances y retrocesos de los glaciares en el hemisferio norte alternaron períodos más húmedos con la aridez dominante. A pesar de estas fluctuaciones, Namib mantuvo su condición desértica

Curiosidades del ecosistema desértico más antiguo

Namib destaca por sus contrastes térmicos extremos, con temperaturas máximas que pueden alcanzar los 50 °C y mínimas por debajo de 0 °C. La media anual de precipitaciones es de aproximadamente 10 mm, aunque existen áreas más húmedas, al este, que reciben hasta 85 mm y zonas extremadamente secas, al oeste, con menos de 5 mm de lluvia al año.

Un aspecto notable es que la mayor parte del agua que recibe Namib no procede de las precipitaciones, sino de las nieblas. Durante la noche, la caída tan brusca de las temperaturas condensa la humedad ambiental y forma nieblas, que se disipan en cuanto llega el calor de la mañana.

La mayor parte de las arenas que cubren Namib son relativamente recientes y proceden del desierto de Kalahari. El río Orange las deposita en la costa atlántica, al sur de Namibia, y la corriente de Benguela, con sus vientos asociados, arrastra estos sedimentos hacia Namib. Sin embargo, bajo este mar de arena, yacen los restos de aquel desierto prehistórico que le dio origen, en forma de rocas de yeso.

Orices en el desierto de Namib

Orices en el desierto de Namib — (CC) Sonse / Wikimedia

La fauna de Namib

Cuando un entorno mantiene un clima desértico durante decenas de millones de años, la vida se adapta y prospera, a pesar de la severidad del ambiente. Por eso, el desierto de Namib, aun en su extrema aridez, alberga diversas especies de animales y plantas.

Entre los habitantes más fascinantes de Namib destacan los insectos, sobre todo el escarabajo endémico del desierto, Stenocara gracilipes, uno de los mejor adaptados a la vida en ambientes áridos, gracias a una innovación evolutiva tan curiosa como singular.

Al final de la noche, este pequeño escarabajo de la familia de los tenebriónidos orienta su cuerpo contra el viento y eleva su primer par de alas, que se endurece formando un caparazón —conocido técnicamente como ‘élitros’—, en un ángulo de 45 º. Los élitros presentan pequeños nódulos hidrofílicos que capturan y acumulan diminutas gotas de niebla. Cuando la gota alcanza el tamaño suficiente —5 mm de diámetro aproximadamente—, se desliza por el cuerpo del escarabajo hasta acercarse a su boca, momento en el cual el ciclo se reinicia. Así, el escarabajo consigue recolectar, en poco tiempo, el agua necesaria para sobrevivir el resto del día.

No todos los animales poseen la habilidad de extraer el agua presente en el ambiente. El desierto de Namib no se caracteriza únicamente por la presencia de pequeños insectos; destacan especialmente los grandes mamíferos: gacelas, órices, otros tipos de antílopes, avestruces, leones y hasta elefantes.

Estas especies han logrado adaptarse de manera excepcional a las duras condiciones desérticas. Para hidratarse, los elefantes excavan profundos agujeros en busca del agua subterránea, mientras que los leones se hidratan a través del consumo de sus presas. Los antílopes y otros herbívoros, por su parte, obtienen la hidratación necesaria de las plantas que ingieren. Y es que, a pesar de las severas condiciones climáticas, Namib es un ecosistema donde también prospera la vegetación.

Árbol carcaj del desierto de Namib

Árbol carcaj del desierto de Namib — (CC) Olga Ernst / Wikimedia

La increíble flora del desierto más antiguo

Las plantas de Namib, al igual que otras formas de vida, deben adaptarse a un ambiente con escasa disponibilidad de agua, valiéndose de distintas estrategias.

Entre las plantas más notables se encuentra el árbol carcaj, llamado así por los bosquimanos que utilizan sus ramas huecas para crear fundas de flechas. A pesar de su forma arbórea, con alturas que pueden alcanzar los 18 metros, guarda una estrecha relación con el áloe vera. Comparte adaptaciones similares, como hojas gruesas, crasas, de superficie cerosa, un metabolismo ácido que le permite extraer agua del suelo solo durante la noche, y raíces muy profundas capaces de acceder al agua subterránea.

Otro ejemplo asombroso son las llamadas plantas piedra, del género Lithops. Estas especies xerófitas forman corpúsculos con dos hojas carnosas, camuflándose entre las rocas mediante patrones y líneas de colores complejos. La amplia variedad de formas de Lithops se debe tanto a la genética, que induce variaciones morfológicas dentro de las especies, como a la capacidad de aclimatación, evidenciando la adaptabilidad de estas plantas a diferentes entornos, incluido el desértico ámbito de Namib.

Ejemplar de Welwitchia mirabilis

Ejemplar de Welwitchia mirabilis, endemismo de Namib. — Petr Perka / Wikimedia

Probablemente, la planta más impresionante del desierto de Namib sea la emblemática Welwitschia mirabilis, endémica de la región y símbolo nacional de Namibia. Esta planta desafía las extremas condiciones de aridez, las temperaturas severas y las escasas precipitaciones gracias a su morfología única y a sus adaptaciones especializadas. Con un tallo robusto que puede alcanzar el metro y medio de altura y dos hojas perennes que se extienden más de ocho metros, Welwitschia ha desarrollado la capacidad de capturar la humedad de las nieblas, similar a ciertos insectos adaptados al desierto.

Las hojas de Welwitschia tienen una superficie altamente hidrofílica, capaz de retener y condensar la humedad ambiental en gotas que caen directamente al suelo. Bajo la superficie, una raíz principal cónica se ancla profundamente al subsuelo, aferrándose a los yesos, mientras que una red de raíces más finas y esponjosas se extienden cerca de la superficie, capturando eficientemente cualquier gota de agua derivada de las hojas. La eficacia de este sistema es tan elevada que ha inspirado propuestas para desarrollar nanomateriales para condensar el rocío y capturar la niebla de manera eficaz. Investigaciones recientes sugieren, además, que las raíces de Welwitschia también absorben agua de la cristalización de las rocas de yeso en las que se instala.

Esta habilidad para capturar la humedad ambiental, junto con la absorción de agua de las rocas de yeso, fundamenta la asombrosa resistencia y longevidad de la planta. Se estima que Welwitschia puede vivir varios miles de años con solo dos hojas en constante crecimiento desde su base, lo que la convierte en una de las plantas más longevas del mundo y potencialmente inmortal.

Referencias:

  • Bornman, C. et al. 1970. Welwitschia mirabilis: observations on general habit, seed, seedling, and leaf characteristics.
  • Crook, I. et al. 2022. Environmental barriers to the distribution of the genus Lithops: present, past and future. Bradleya, 2022(sp40). DOI: 10.25223/brad.sp40.2022.a5
  • Fourie, -Basson Wiida. 2021. Quiver tree populations past, present and future. Quest, 17(4), 32-33. DOI: 10.10520/ejc-quest-v17-n4-a10
  • Guadarrama-Cetina, J. et al. 2014. Dew condensation on desert beetle skin. The European Physical Journal E, 37(11), 109. DOI: 10.1140/epje/i2014-14109-y
  • Henschel, J. R. et al. 2019. Roots point to water sources of Welwitschia mirabilis in a hyperarid desert. Ecohydrology, 12(1), e2039. DOI: 10.1002/eco.2039
  • Huntley, B. J. 2023. The Namib Desert Biome. En B. J. Huntley (Ed.), Ecology of Angola: Terrestrial Biomes and Ecoregions (pp. 361-382). Springer International Publishing. DOI: 10.1007/978-3-031-18923-4_16
  • Yao, Y. et al. 2019. Liquid Collection on Welwitschia-Inspired Wavy Surfaces . DOI: 10.48550/ARXIV.1911.10603

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