APUNTES UNIVERSITARIOS

¿Estudiar sin llegar al desgaste cognitivo y emocional? pero ¿Cómo lograrlo?
Dra. Lorena Mendoza Anaya/
Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas

La gran mayoría de los estudiantes desconocen cómo aprende su cerebro lo que los lleva a utilizar técnicas de estudio que no son las correctas y a desarrollar hábitos, que lejos de beneficiarlos en su aprendizaje, les ocasionan un desgaste cognitivo, emocional y de salud. Estos problemas se acentúan de forma considerable en las carreras del área de la salud debido a múltiples factores como el número de materias que se cursan, la complejidad y alto contenido temático de dichas materias, aunado a lo anterior se encuentra el tiempo limitado con el que se cuenta para abordar, explicar y aprender tal cantidad de información.

Optimizando el Aprendizaje a través del Neuroaprendizaje, Técnicas y Hábitos Estudiantiles
Afortunadamente para docentes y estudiantes los aportes de las neurociencias a la educación han permitido conocer como aprende el cerebro de forma natural. El neuroaprendizaje, una disciplina que fusiona la neurociencia con la educación nos ofrece un camino iluminado hacia un aprendizaje más efectivo y significativo. Al combinar estas enseñanzas con técnicas y hábitos de estudio adecuados, podemos desbloquear el potencial del cerebro humano de manera óptima.

Los beneficios cognitivos de este enfoque son palpables. Al comprender cómo funciona el cerebro, podemos diseñar estrategias de estudio que maximicen la retención y comprensión del material. Las técnicas como la elaboración activa y la práctica distribuida fortalecen las conexiones neuronales, facilitando el aprendizaje a largo plazo y la transferencia de conocimientos a nuevas situaciones.

¿Qué es lo que debo hacer para estudiar mejor?
El primer paso en este viaje es comprender cómo aprende el cerebro. Este maravilloso órgano es altamente adaptable y puede moldearse a través de la experiencia. Al entender su funcionamiento, podemos diseñar estrategias educativas que aprovechen al máximo esta plasticidad neuronal. Por ejemplo, sabemos que la repetición espaciada, donde se revisa el material de manera gradual y en intervalos específicos, fortalece las conexiones sinápticas y facilita la retención a largo plazo.

Las técnicas de estudio juegan un papel fundamental en este proceso. Entre ellas, la elaboración activa se destaca como una herramienta poderosa. En lugar de simplemente leer o escuchar pasivamente, los estudiantes deben comprometerse activamente con el material. Esto implica relacionar la información nueva con conocimientos previos, elaborar explicaciones en sus propias palabras y generar ejemplos concretos. Este enfoque fomenta una comprensión profunda y duradera.

Además, la práctica distribuida, donde se divide el estudio en sesiones más cortas y frecuentes en lugar de largas sesiones de estudio intensivo, ha demostrado ser más efectiva para el aprendizaje a largo plazo. Esta técnica aprovecha la curva de olvido, que muestra cómo la memoria decae con el tiempo si no se refuerza, y la contrarresta mediante la revisión regular y espaciada del material.
Aprender a desaprender: cambiar mis hábitos de estudio
Sin embargo, las mejores técnicas de estudio son inútiles sin hábitos estudiantiles sólidos que las respalden. La organización y la gestión del tiempo son fundamentales. Establecer un horario de estudio regular y dedicar tiempo a cada materia de manera equitativa ayuda a evitar la procrastinación y promueve una distribución uniforme del esfuerzo. Del mismo modo, la creación de un ambiente de estudio propicio, libre de distracciones y cómodo, facilita la concentración y el enfoque.

La autorregulación también es esencial. Esto implica establecer metas claras y realistas, monitorear el progreso y ajustar las estrategias según sea necesario. Aprender a reconocer y gestionar el estrés también es crucial para un rendimiento óptimo. Técnicas de relajación como la respiración profunda, la meditación y el ejercicio físico pueden ayudar a mantener la calma y la claridad mental durante los períodos de estudio intensivo.

Analizando la información anterior, el neuroaprendizaje nos ofrece una ventana fascinante hacia el funcionamiento interno de nuestro cerebro y cómo podemos aprovecharlo para mejorar nuestro aprendizaje. Al adoptar hábitos de estudio efectivos y desarrollar habilidades de autorregulación, los estudiantes experimentan una mayor sensación de control sobre su proceso de aprendizaje. Esto permite reducir el estrés y la ansiedad asociados con los exámenes y las tareas académicas, promoviendo un ambiente mental más positivo y receptivo para el aprendizaje. El viaje hacia el dominio académico se convierte así en una experiencia enriquecedora y gratificante, donde cada paso nos acerca más a alcanzar nuestro potencial máximo.

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