SE TIENE QUE DECIR

La infame afirmación de AMLO reabre al menos 185 mil 86 heridas
Por CACHO

Lo perdimos… sin duda, el ente que preside este país, Andrés Manuel López Obrador, es un lerdo ignorante o definitivamente es un cínico desparpajado al atreverse a afirmar que bajó la violencia, lo que sí hay más, admitió, son homicidios.
En un país en el que se han registrado casi 187 mil homicidios dolosos durante un sexenio en el que con una negligencia criminal se abraza a los delincuentes en vez de dispararles — abrazos, no balazos— la declaración del tipo que juró cumplir y hacer cumplir la Constitución, es peor que una patada en la parte baja del abdomen varonil.
“No hay más violencia, hay más homicidios que todo el sexenio, porque hay menos robos que en los sexenios anteriores, hay menos secuestros que en los sexenios anteriores; y delitos del orden federal, menos. Donde nos ha costado más es en homicidios porque se crearon bandas”, textualmente dijo en su programa doctrinario matutino.
Pues sí, de acuerdo con datos duros ofrecidos por el gobierno federal (no los otros datos de ya saben quién), a mediados de abril se habían registrado en el país 185 mil 86 asesinatos, cometidos por las bandas criminales y los cuales, según tengo entendido, matan con ráfagas de armas automáticas, qué falta de delicadeza.
Pues ese tipo de muerte ¡es violenta!
Es por eso por lo que tal cinismo perverso, en boca del primer mandatario de esta nación, es una bofetada a la ciudadanía y una falta de respeto gravísima.
Ese discurso pretende torcer la realidad lacerante que vivimos los mexicanos diariamente. “Sólo” (lo entrecomillo con sarcasmo) un promedio diario de 95 o sea, un asesinato cada 15 minutos.
¿Cree este tipo que gobierna un país de idiotas? Cuestionado esto en el estricto sentido de la palabra idiota, pues el idiota es él, definitivamente no se le puede llamar menos.
Realmente faltan adjetivos decentes para ilustrar lo que López es, en estas fechas, como mandatario. No es siquiera un remedo de estadista de república platanera (bananera se escucha muy pocho) es un guiñapo de primer mandatario.
¿Por qué me atrevo a destacar lo anterior?
Sencillo, en esa misma mañanera también se atrevió a decir que las bandas criminales se crearon durante las anteriores administraciones, “cuando se les permitía, cuando la delincuencia manejaba la seguridad pública. En el tiempo de Calderón se padeció de un narco-Estado, imagínate que el secretario de Seguridad Pública era el principal protector de una de las bandas más famosas de la delincuencia, que controlaban todo, eso está documentado, o sea, no estoy aquí inventando nada”.
¿Y qué cree usted estimado lector?
Eso que López dice que está documentado se trata en realidad del testimonio de Sergio Villarreal apodado “El Grande”, perteneciente al cártel de Sinaloa; es el mismo que también declaró, de acuerdo con una investigación de la periodista Anabel Hernández, que “El Grande” confesó a la entonces Procuraduría General de la República (PGR) en 2010, haber entregado años atrás 500 mil dólares en efectivo a López Obrador.
Los hechos habrían ocurrido el 15 de junio de 2006 en un hotel de Gómez Palacio, Durango, previo al cierre de campaña del ahora presidente; quien en ese entonces era el candidato presidencial de la alianza ‘Por el Bien de Todos’.
De acuerdo con lo revelado por la periodista, “El propósito de esa reunión fue que el cartel financiara las aspiraciones políticas de López Obrador. A cambio del dinero ilegal el candidato presidencial ofreció dejarlos influir en la designación del titular de la PGR y altos funcionarios, favorecer sus negocios criminales y obstaculizar las operaciones de la DEA en México (sic)”.
No se puede afirmar que la ahora Fiscalía General de la República esté cooptada por el crimen organizado, no existen pruebas para hacer tal afirmación, pero de que se favorecen los negocios criminales, no cabe duda con la política de “abrazos, no balazos” (súmele las indignantes situaciones en las que se han visto envueltos elementos de las fuerzas armadas quienes han sido desarmados y defenestrados por “pobladores” en comunidades rurales).
De la DEA, pues ni qué decir, tras haber sido echados del hangar que ocupaban las naves de la agencia norteamericana en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, las relaciones se tensaron y de inmediato, López envió una iniciativa ara entorpecer la cooperación de la justicia mexicana con la agencia del vecino país del norte.
Es más, a la fecha cuatro agentes de la agencia antidrogas esperan aún les sean aprobadas sus visas para poder trabajar en el territorio nacional, bajo las condiciones que les fueron impuestas por el gobierno de López.
Y tiene AMLO la desfachatez de afirmar, basado en el testimonio de Sergio Villarreal, que García Luna estuvo coludido con el cártel de Sinaloa (el exfuncionario mexicano juzgado en Estados Unidos sigue preso con base a testimonios, pese a no haber pruebas irrefutables de su culpabilidad), pero cuando el mismo Villarreal lo señala a él, resulta que el delincuente miente.
Todo parece indicar que todos mienten… aunque hay uno que miente mucho más.
Y hay evidencias obtenidas por SPIN-Taller de Comunicación Política que en sus primeros cuatro años en las mañaneras López ha pronunciado 101 mil 155 afirmaciones falsas.
Así que se convierte el actuar de AMLO en una perversa patología.
Y como dicen en el rancho: nos está llevando entre las patas. Después no se diga que no estábamos advertidos.
Pues, se tenía que decir… y se dijo.

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