EL HILO DE ARIADNA

Hay nuevos rostros  en el jazz  del vecindario

Heriberto Ramírez

 

La escena del jazz local ha experimentado grandes altibajos al paso de los años. A falta de una tradición vigorosa tanto músicos del género como sus oyentes se han debido conformar con vivir en el subterráneo de la cultura musical. La falta de espacios y una precariedad salarial son dos elementos que lastran su desarrollo. 

De vez en cuando vemos chispazos alentadores, con la apertura de espacios que le dan una acogida amigable a las pocas alienaciones que logran conjuntarse. Uno de esos lugares es el café Momposina, ubicado en un lugar céntrico, se ha distinguido por ofrecer, además del escenario, la oportunidad de que los músicos reciban una paga lo más digna posible, y a los escuchas una mesa para atestiguar lo que jazzísticamente se cocina en el vecindario y ser partícipe de esta, quizá incipiente, pero, prometedora gestación.

El Momposina es un espacio relativamente pequeño lo cual lo hace más acogedor y adecuado para hacer la experiencia auditiva más plena. Convocados por una invitación circulando por las redes nos dimos cita a escuchar un cuarteto integrado por Tony Trejo, acompañado por Damián Pieruccioni, guitarra, Ariel Esaú Solís en el contrabajo y Salvador Martínez batería.

Se dio la ocasión para conversar con Ariel Esaú sobre aquel legendario concierto que Dexter Gordon ofreció en el Auditorio Municipal, que puede ser registrado como el primer gran acontecimiento jazzístico en Chihuahua. Eran tiempo donde los Contreras eran quienes, localmente, mantenían en alto la bandera del jazz. Luego vimos la aparición del grupo Jazztubosuave que le dieron un nuevo aire, aunque con una presencia intermitente.

Los momentos de mayor lustre que ha tenido la ciudad en este género musical los vivimos con el festival de jazz, la presencia desbordante de Joshua Redman, Kurt Rosenwinkel o Eddie Gómez, entre otras figuras nacionales e internacionales hicieron que los reflectores se dirigieran hacia lo que aquí estaba ocurriendo. Para nuestra mala fortuna eso duró poco, como suele ocurrir, el cambio de administración dejó esta posibilidad fuera, a pesar de que se estrenó una flamante Secretaría de Cultura.

Esta noche veraniega nos hizo pensar que hay nuevas simientes con la capacidad de mantener viva esta llama y darle un nuevo impulso. Con un repertorio suculento que incluyó Bright size life (Pat Mehteny), Solar (Miles Davis), The red one (Metheny)/Schofield), So it may secretly begin (Pat Meheny), Windows (Chick Corea), Nardis (Miles Davis), Yardbird suit (Charlie Parker).

La afilada guitarra de Tony Trejo realizó cortes profundos y armónicos sobre el espacio para evocar a los grandes maestros del jazz, puede apreciarse la influencia del Metheny temprano hasta el más reciente. El respaldo en la sección rítmica le dio la solvencia suficiente para hacer fluir su música con absoluta libertad, como suele ocurrir en el jazz, sin traicionar en ningún momento el espíritu originario de cada pieza.

En su mayoría son jóvenes estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, en donde han abrevado de la maestría en creación musical, creada e impulsada por nuestro mal logrado Armando Núñez. Significa que aunado a su talento natural les respalda una formación académica universitaria, que los ha dotado de todo lo necesario para ser parte del mundo del jazz más allá de nuestras fronteras geográficas. Así que, esperamos, pronto los veremos participar en los festivales más importantes.

Sirva la presente nota como una invitación a conocer estos nuevos y refrescantes rostros del jazz de nuestro vecindario. Jóvenes que le han apostado todo a la música como un proyecto de vida, un compromiso que para ser cumplido demanda el apoyo de toda la comunidad. Además, insistir en que el festival de jazz debe ser desenterrado para enriquecer nuestra vida cultural con una propuesta más amplia, que la harán más íntegra y disfrutable.

 

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